Alerta de Spoilers: advertidos quedan.
Darren Aranofsky nos presenta una historia de ballet y esquizofrenia. Nina (Natalie Portman) es una bailarina esperando su gran oportunidad, en el borde mismo de su juventud. La oportunidad llega cuando obtiene el papel de la Reina Cisne para El Lago de los Cisnes, pero existe un problema: si bien Nina es perfecta para la frágil, delicada y temerosa interpretación del Cisne Blanco, "dejarse llevar" es casi imposible, lo que arruina su interpretación del Cisne Negro, la hermana gemela del Blanco. Esto empieza a afectar su psique, e inicia el lento descenso a la locura a través de un camino lleno de espejismos, automutilación y un desdoblamiento de la personalidad que nos lleva a pensar qué parte de Nina tiene el control y qué es lo que en realidad estamos viendo.
Nina es frágil, inocente y raya en lo patético. Su madre abusa psicológicamente de ella, en arranques enfermizos de sobreprotección y una actitud con tendencias bipolares. Su director de ballet la acosa sexualmente, dejando entrever que Nina pudo haber conseguido su papel gracias al dejarse abusar. Durante la película vemos como el abuso se entremezcla con la dirección, no dejando en claro si ésta intromisión forma parte del inusual entrenamiento o es en realidad un juego enfermizo en el que al parecer Thomas Leroy somete a sus "favoritas".
Lily (Mila Kunis) es una bailarina traída de San Francisco, quien poco a poco se acerca a Nina y provoca en ella la reacción definitiva para convertirse en el Cisne Negro. Lily es casi tan buena bailarina como Nina, y de hecho su versión del Cisne Negro es más convincente, por lo que de inmediato queda como suplente de Nina y dispara la paranoia en ésta. ¿Lily está tramando su caída?, ¿porqué ha tenido sueños tan extraños con ella?, ¿en realidad pasó lo de la discoteca?, ¿cuáles son sus verdaderas intenciones?
Beth Macintyre (una Wynona Ryder escalofriante) es un elemento importante: la bailarina de ballet obligada a retirarse, antigua favorita de Leroy y deprimida por la pérdida de su modo de vida. Odia a Nina de inmediato, a la que considera culpable de su desgracia. Tanto pierde Beth, que supongo la pérdida de las piernas (bueno, no las pierde, pero sé que si se las partió en un accidente como para necesitar fijaciones externas le quedarán inservibles para bailar ballet de nuevo) y la mutilación del rostro es meramente simbólico, la pérdida de todo lo que ella representaba en el mundo del escenario: baile y belleza.
Los espejos son importantes objetos en la película: en muy pocas escenas no aparece alguno. De hecho, tengo una teoría acerca de éstos espejos y el desdoblamiento de la personalidad de Nina: durante toda la película, Nina viste de blanco, mientras la mayoría de sus compañeras visten de gris o negro, es el cisne que resalta. Pues bien, hay otros tres personajes que siempre aparecen vestidas de negro: Lily, la antagonista natural de Nina, Erica (la madre) y Beth, la antigua bailarina. Mi teoría es que son ellas tres parte de la esquizofrenia. Obviamente Beth representa un problema a ésta teoría, porque el resto de la gente interactúa con ella, pero denme el beneficio de la suspensión de la incredulidad. Verán, el Cisne Negro tiene tres opciones en determinado punto de la película: dejarlo todo y volverse una fracasada (como su madre), interpretar su destino como bailarina a la perfección entregándose por completo a Leroy sacrificándose ella misma para después ser desechada (como Beth), o dejarse ir y abrazar al Cisne Negro (como se supone Lily debe ser). Cada una de éstas tres personas está representada por espejos: los de la casa de Nina, los del camerino que comparte con Beth y los del estudio donde practican, que es donde ocurre la mayor interacción con Lily. Ellas tres son un mero reflejo de lo que Nina podría convertirse, tres Cisnes Negros en lugar de uno, todos indeseables para Nina como se puede vislumbrar al final de la cinta. Esta triada de personajes también parecen representar la sexualidad de Nina, entre la represión (la escena donde Nina trata de masturbarse y descubre a su madre dormida en el cuarto), la utilización ("my little princess") y la liberación total (la escena entre Lily y Nina).
La transformación pasajera de Nina en la interpretación final es sobrecogedora: en realidad se está convirtiendo en un Cisne Negro. El maquillaje es sorprendente. Cada vez que mira a la cámara se logra un efecto sorprendente. La implicación, horrible. Por un momento, al final, parece basada en algún cuento olvidado de Edgar Allan Poe.
Y al final, quedan las dudas: ¿en verdad mató a alguien?, ¿ella provocó lo que presenció en el hospital con Beth?, ¿porqué el odio hacia ella misma?
Las actuaciones son buenas a secas, con la excepción de Natalie Portman que es sorprendente. Lo que es sorprendente también es el trabajo físico realizado por Portman: la pérdida de peso, y aunque no actúa todas las escenas de baile, si hace algunas, lo suficiente como para haberse roto un costilla durante la filmación. Mila Kunis está bien, siempre es bueno verla en un papel serio. La escena "especial" que comparten deja intrigado al espectador. Barbara Hershey (Erica Sayers, la madre) me recordó en parte a las mejores actuaciones de Marcia Gay Harden, lo cual es un halago. A Wynona me hubiera gustado verla más. A Vincent Cassel (Thomas Leroy) m hubiera gustado verlo un poco menos.
El ritmo de la película decrece un poco a la mitad. Se siente que parte de la subtramas se quedaron de lado (su relación con las compañeras, el destino final de Beth, etc). El manejo de la cámara al principio me pareció un tanto desordenado y después no me percaté si me acostumbré al movimiento o de plano lo dejó de lado. Las secuencia de ballet si parecen un poco cortadas para la edición. La música cumple en buena medida.
Aunque la considero muy buena, no es imprescindible. Como thriller psicológico siento que le hizo falta algo, aunque aún no doy qué podría ser. No es una película de terror, aunque tiene sus momentos de tensión y (para los que odian las uñas arrancadas) incluso un poco de horror físico.
Vayan a verla con sus reservas, para no salir decepcionados. Admiren la técnica tanto de Natalie Portman como de Nina. Sufran un poquito con ella. Y no, no es una película "para niñas".
También vean Perfect Blue, la cual si es imprescidible.
Un Humbertcricio de plumas de cisne, con tutú incluído.
Les dejo el OST de la película, de regalo, por si la película no les gustó pero la música si. Por el enlace se le dan las gracias a @In_lack_ech.
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