213 - Wild Cards: El comienzo (Editado por George R. R. Martin)



Primero quiero señalar lo obvio, lo que me ha molestado en casi todas las "reseñas" que he leído y que, muy a mi sorpresa, descubro pocos entienden a pesar de estar escrito en la portada: George R. R. Martin es el editor de éste libro, no el autor. Es sólo uno de los autores, entre otros 13. Así que si esperas "A Song of Ice and Fire" en tono de ciencia ficción estás buscando en el sitio equivocado.

Wild Cards es un esfuerzo colectivo. Una historia escrita desde diferentes puntos de vista y que presenta diferentes momentos de la misma historia. El 15 de septiembre de 1946 el Dr. Tod navegó un dirigible sobre Manhattan. A pesar de los heroicos esfuerzos de la Fuerza Aérea y del legendario Jetboy, el contenido del dirigible, una bomba que contenía el virus extraterrestre denominado Wild Card explotó, liberando su contenido. 90% de los 7 millones de habitantes de Nueva York murieron. El otro 10% quedó dividido en dos categorías: los Jokers, seres desfigurados, mutados en formas extrañas y a veces horrendas; y los Ases, humanos con capacidades increíbles. Los peores temores y sospechas del Dr. Tachyon, el extraterrestre cuya familia diseñó el virus y que él mismo trató de detener, se confirmaron. El virus Wild Card es un éxito.

El inicio es todo lo que se necesitó para atraparme. Durante los relatos cortos que forman éste primer volumen (de cuatro) presenciamos las historias de los primeros Ases y Jokers después del ataque del Dr. Tod. Los grupos encubiertos del gobierno y su papel en la postguerra, la cacería de burjas de McCarthy, las narraciones enfocadas a testigos de las hazañas y crímenes de estos superhéroes y supervillanos, las historias que se entrecruzan en sus vértices más extraños. Wild Cards es un collage que cambia de ritmo y tono constantemente: a veces sentimos que estamos "leyendo" una vieja película del matiné gringo del sábado, algo basado en un superhombre que pelea contra los malvados nazis, para después sentir que estamos leyendo algunas páginas perdidas de Watchmen, para dar un ligero giro a algún relato personal de horror y de inmediato movernos a algún capítulo que pudimos o no haber visto en La Dimensión Desconocida.

Utilizando el tema de la postguerra como contexto el desarrollo de esta historia alternativa nos lleva de la mano en las grandes y pequeñas guerras de sus protagonistas y su papel en la sociedad. Incluso referencias políticas (de ficción, obviamente) como la Ley Keene o el Registro de Superhéroes tienen su símil en éstas páginas.

Del lado de lo malo: está plagado de referencias y clichés que muchos encontrarán tediosos o redundantes. Tomando en cuenta que el libro fue lanzado por primera vez en 1986 y que está basado precisamente en la construcción y utilización de dichos clichés, creo que podría obviarse un poco éste hecho. Se ha escrito mucho con éste tema, y no es difícil encontrar similitudes en cuentos y novelas de mayor calidad, relevancia o reconocimiento.

De lado bueno: si eres fan de los superhéroes (como yo) posiblemente te parezca una gran lectura. De alguna forma está impregnado con la nostalgia de la época dorada de los superhéroes, y eso no debe dejarse pasar a la ligera. Incluso el formato de "historia en mosaico" parece perfecto para poner en prosa viñetas de cómics.

No lo compres: De nuevo, si estás esperando la profundidad, narración o estructura de ASoIaF. Esto no es Juego de Tronos.

Cómpralo: Cómpralo. Punto.

Ojo: La imagen de arriba no corresponde a la portada de México. Aunque la imagen principal es la misma (Jetboy) el resto difiere en que recuerda a una carta de póker y que en ningún lado dice eso de "Por el autor de Juego de Tronos". Y es editada por Océano, no por la excelente TimunMas.

2(0)12 - 2013

Terminó el año, comenzó el año.
Lamento no haber escrito (si, si, ya sé, pretextos pretextos), pero he estado un poco (muy) desconectado del mundo digital. No tuiteo como antes, no posteo en facebook como antes, y ya no uso Foursquare (y no por esas tonterías de la seguridad ni demás patrañas, si no porque con los 16 días que me aviento sin teléfono, me es imposible mantener el ritmo de check-ins, y pues si, eso me importa).

Esta apatía también se extendió a otras actividades vitales: mi ritmo de lectura de libros bajó bastante, el de cómics prácticamente desapareció, no he visto muchas películas que quería ver e incluso he perdido rastro de series de TV que quería ver.

No tengo resoluciones de Año Nuevo. Nunca las he cumplido, así que paso.
Por otro lado, La Pila de Libros Por Leer sigue creciendo. La de videojuegos también. La de cómics ni se diga.
Por suerte el trabajo no falta. Ni en el barco ni en casa. Y eso es algo bueno.