216.1 Hello. My name is Iñigo Montoya.




You killed my father. Prepare to die.

The Princess Bride es una de esas películas de las que creía conocer la trama, los memes y las citas (en un par de episodios de How I Met Your Mother le hacen referencia) pero que nunca había visto. Hasta hoy.

The Princess Bride es el libro que El Abuelo le lee a su nieto (¡Kevin Arnold!) mientras convalece enfermo. Al principio (igual que yo) está renuente a escuchar a historia. "¿Tiene deportes?" pregunta el niño.

"Are you kidding? Fencing, fighting, torture, revenge, giants, monsters, chases, escapes, true love, miracles..."
"¿Bromeas? Esgrima, peleas, tortura, venganza, gigantes, monstruos, persecuciones, escapes, amor verdadero, milagros..."

Y cumple cada una de esas promesas. Y de qué forma.

Lo que más me gustó de la película fue su sencillez. Su único objetivo es contar una historia inolvidable. Los diálogos son brilllantes, graciosos, basta ver los retruécanos mentales que hace Vizzini durante el asunto de las copas de vino. Las actuaciones magníficas, en especial la de André el Gigante y Mandy Patinkin como el mencionado Iñigo Montoya (quien yo creía era el protagonista de la película ya que es el personaje más reconocido). La trama es tan simple y lineal que es reconfortante. Los personajes son memorables, tan aptos para la película como lo serían para un gran cuento de hadas, que es lo que The Princess Bride es.

Hoy me voy a dormir con la felicidad de un niño pequeño que ha descubierto su cuento favorito. Hoy creo en los gigantes bonachones, en el Milagroso Max, en los Roedores de Tamaño Inusitado, en el Pirata Roberts y en la casi inalcanzable búsqueda del hombre con seis dedos en la mano derecha de Iñigo Montoya. Hoy creo en el amor eterno.