281.7 South Park: The Stick of Truth

Aprovechando las ofertas del Black Friday (que están desde el lunes pasado o algo así en Xbox) pude conseguir a un precio relativamente bajo esta maravilla de Ubisoft.



Acabo de terminar SP:tsot y ya quiero comenzarlo otra vez. Fue en algún momento de la pelea contra el Feto Nazi Zombie Gigante (un aborto de Khloe Kardashian, si alguien se lo preguntaba) cuando me di cuenta que en realidad me estaba divirtiendo como en pocas ocasiones.

The Stick of Truth es un RPG por turnos basado en la animación de Stone y Parker y cubre todas las expectativas que uno tendría al combinar esas palabras.

La historia comienza cuando The New Kid (tu) llega al pueblo es invitado por Butters para jugar un LARPG, formando parte del ejército de humano cuyo líder, Cartman, te pide ayuda para recuperar La Vara de la Verdad de las manos de los elfos. Con un breve tutorial donde eliges tu clase (guerrero, ladrón, mago o judío) también te enseña cómo atacar, defenderte y "usar magia". Lo que podría ser un juego de LARPG se torna más complicado cuando los aliens fallan en abducirte y por accidente se libera un líquido verde que convierte a la gente en zombies que hablan alemán; y por si fuera poco uno de los personajes comienza a levantar un ejército oscuro para vengarse.
El juego conserva el humor de la serie, que va desde lo simple y escatológico (chistes de pedos) hasta la crítica inteligente a la sociedad norteamericana característica de South Park.


(La Vara de La Verdad, su portador puede gobernar el universo)

Los elementos de RPG no son nada de otro mundo, donde tienes que elegir equipo y armas y modificarlas para combinar efectos. Tu clase influye el estilo de combate, pero no es que sean tan importante, y para compensar la especialización puedes reclutar aliados que te ayuden a cubrir algún tipo de elemento como magia o brawl (o healer), aunque sólo puedes tener uno activo a la vez. El mapa es el pueblo de South Park (y una fracción del juego transcurre en el Reino de Canadá) y consta de una Main Quest y varias sidequest que son de "ir y traer" cosas para los diferentes personajes de la serie.

El juego es sencillo y corto, siendo esta última mi queja principal. Ignoro si se planeaban lanzar misiones adicionales como DLC o si así estaba planeado desde el principio, pero que el nivel máximo sea 15 me sacó un poco de onda.

Nada más lo he jugado una vez y ya está en mi lista de los mejores RPG de todos los tiempos.
Ya sean fans del género o de South Park, dénle la oportunidad. Si son fans de ambos este juego es obligatorio jugarlo.


Una de mis misiones favoritas, donde debes encontrar a Jesús. Literalmente.

281.6 Mister Doctor. It's Strange.

Antes de continuar les advierto, por el Ojo de Agamotto, que lo siguiente tiene spoiler de la película y un arco argumental de los cómics (The Oath, de reciente impresión y venta en México y que les recomiendo leer).



Stephen Strange no fue un personaje que me interesara mucho en los cómics. Aunque aprecio sus apariciones en algunos eventos y equipos (como los Iluminati o World War Hulk) nunca pude leer su serie de forma continuada. Tuve la mala fortuna de que cada vez que abría un cómic de Doctor Strange siempre era una aventura en el mundo astral y/o peleaba contra Dormmamu o Nightmare. Esto terminó por exasperarme y en mucho tiempo no toqué ninguna historieta del doc.
Conozco su historia de origen, la cual es un clásico instantáneo para estándares de Marvel: un cirujano excelente pero arrogante que prefiere el reconocimiento monetario a la gratitud verdadera de sus pacientes se encuentra con la horma de sus zapatos cuando un accidente le deja los nervios de las manos destrozados. Se abandona a la bebida, pierde los pocos amigos y aliados que tiene y termina siendo un vagabundo. Un día escucha una plática entre dos personas donde nombran a un hombre santo que puede curar casos imposible en la olvidada Kamar-Taj y decide viajar al otro lado del mundo por un milagro. Conoce al Anciano, el sabio en cuestión, quien le dice que, si quiere, lo puede instruir en las artes místicas. Renuente al principio, Strange nota que uno de los discípulos del Anciano no es lo que aparenta y decide, por primera vez en mucho tiempo, ayudar de forma desinteresada a alguien.

Y así surge Doctor Strange, el Hechicero Supremo de Marvel.

Acabo de terminar de ver la película y aún trato de asimilar el porqué entró de inmediato a mis películas favoritas de superhéroes. Tal vez es la actuación de Benedict Cumberbatch como Stephen Strange, quien básicamente hace un reprise menos antipático que su genial Sherlock Holmes*. O tal vez el ritmo de la película que parece no interrumpirse. Incluso los momentos lentos están cargados de algún simbolismo** o efecto visual maravilloso. Tal vez sea la calidad del resto de las actuaciones, entre ellas Tilda Swinton, Rachel McAdams y Mads Mikkelsen.
O tal vez los momentos tontos protagonizados por la Capa de Levitación. O tal vez...

O tal vez que por primera vez me sentí totalmente identificado con un superhéroe. No porque yo sea un neurocirujano con memoria fotográfica y que habla con un perfecto acento inglés, si no por una frase dicha por el Doctor cuando al fin se da cuenta de la responsabilidad que tiene encima después de enfrentarse a los Fanáticos por primera vez: "Hice el Juramento de nunca hacer daño y acabo de matar a un hombre".
El Juramento Hipocrático. Primum non nocere. Lo primero es no hacer daño. La principal columna de la ética profesional del médico. 
El mismo Juramento que yo tomé hace años cuando recibí mi título de médico.

Ahí me di cuenta de un hecho curioso: Stephen Strange ya era una especie de superhéroe antes de ser hechicero. Era un neurocirujano excelente (y un médico pobre). Aunque en la película parece meramente interesado por la fama y su prestigio (y en el cómic por motivos monetarios) es en The Oath donde Nicodemus West dimensiona el alcance de Stephen como médico al defenderse de la acusación de un paciente rechazado: "¡por cada paciente que rechazó salvó la vida de otros diez!". Perder el uso de sus manos fue sólo el principio para convertirse en un verdadero Doctor.

Durante la película Strange cambia su punto de vista para aceptar las artes místicas como verdaderas y comienza con el mismo proceso por el cual se volvió médico. Leer durante horas y horas. Me encantó la escena donde su cuerpo está dormido mientras su proyección astral continúa estudiando. Es el único superhéroe que obtiene sus poderes mediante el estudio*** ¡en ambas ocasiones! En lo personal me parece un mensaje hermoso, reinvindicando el verdadero esfuerzo mental y académico, la disciplina y la curiosidad. Doctor Strange no es un peleador. Es alguien que busca la solución de los problemas que no se pueden resolver. Es alguien que busca encontrar una manera pacífica de resolver los conflictos. Es alguien que juramentó que la salud y la vida de sus pacientes será la primera de sus preocupaciones.

La clase de héroe a la que aspiro ser algún día. La clase de médico por la que estudio todos los días.

*Antipático porque así es el personaje, no por otra cosa.
** El lavado de manos, primero como cirujano, luego como paciente en recuperación, luego como aprendiz de hechicero, luego como médico y hechicero. Los relojes y el paso del tiempo y claro, el Ojo de Agamotto. Todo es cíclico.
***Se puede argumentar lo mismo con Tony Stark, pero el armamentista parece más inclinado a las soluciones directas y bélicas que a las soluciones más elaboradas (por no llamarlas elegantes de Strange), que son producto de su estudio.  

Si quieren darle una leída a The Oath, aquí.

281.5 The Man in the Beaver Hat

Londres después de medianoche, de Augusto Cruz, es una novela de detectives enfocada en la búsqueda de una copia de la película perdida del mismo nombre. Aunque la búsqueda en si es totalmente ficticia, la trama mezcla personajes reales que interactúan con McKenzie, el protagonista. Entre sus páginas desfilan Edgar Hoover, Lee Harvey Oswald y Forrester Ackerman. Por encima de todos ellos flotan las sombras de Lon Chaney (Senior, el Hombre de las Mil Caras) y Tod Browning, actor y director (respectivamente) de dicha película.

En la película, Chaney interpreta a un detective/hipnotista que es capaz de infundir a los criminales con miedo para hacerlos confesar sus crímenes. Una de las imágenes más icónicas que es la de hombre con el sombrero alto, piel pálida y dientes puntiagudos:




A pesar de la creencia popular, The Man in the Beaver Hat no es un vampiro. El remake de ésta película (The Mark of the Vampire, con Bela Lugosi en el papel de Lon Chaney) provocó la malinterpretación.

La novela de Augusto Cruz es una recomendación. De la mano de McKenzie nos vemos inmersos en una búsqueda alucinante que atraviesa el tiempo y el espacio desde los clásicos de terror de Hollywood hasta un México atemporal donde sucede el último acto. La narración parece perder el hilo durante algunas páginas, pero si tomamos en cuenta que el poco confiable narrador ya es mayor (tanto como para haber sido el secretario particular del fundador del FBI y ya estar retirado) se pueden perdonar los soliloquios, sean intencionales o no.

Como dato final (y motivo para haber escrito esta entrada): ¿qué fantástico personaje de terror de los últimos tiempos está basado visualmente en The Man in the Beaver Hat?


(dook, dook, DOOK!)

Parece que los verdaderos inmortales son aquellos que logran deslizarse en el colectivo imaginario a pesar de los décadas y no los monstruos que representan.