Sé que me he tardado mucho en escribir, y no, no tengo una buena excusa, simplemente no he sabido sobre qué hacerlo. Así que, aprovechando que es el Mes del Niño, les contaré sobre una de mis pasiones, que conservo desde la niñez:
Me encantan los juegos de mesa. Mi mayor trauma es no haber tenido hermanos a los que les gustara jugar. Es decir, si, tengo una hermana que a veces jugaba conmigo, pero un número muy reducido de juegos de mesa y casi siempre en los que ella me llevaba ventaja (la ventaja de ser 5 años mayor que yo y el desarrollo mental que eso implica), pero en cuestiones generales, hubo un tiempo en que mi hermana dejó de jugar conmigo y pues, me chingué.
Tampoco fuimos de juegos de mesa familiares, por lo cual mis padres casi no nos compraron y los que nos compraron terminaron perdidos o con piezas faltantes en un tiempo bastante aceptable.
Pero éste post es para hablar de algunos juegos de mesa que tuve, y porqué los disfruto.
El primer juego de tablero que recuerdo es, cómo no, el ajedrez. Sólo que nunca tuve un tablero de ajedrez si no hasta los 8 ó 9 años, aunque lo había aprendido a jugar desde antes. Mi primer encuentro consciente con el ajedrez fue cuando mi padre instaló el mítico Battle Chess en la computadora de la casa. El Battle Chess era un juego aceptable, innovador y llamativo, donde las piezas se atacaban y mataban entre sí en la pantalla. Algo así como el ajedrez mágico que describen los libros de JK Rowling. Y en verdad era mágico, ya que ahí aprendí los movimientos reglas básicas.
Mi primer tablero de ajedrez fue un Montecarlo, del estilo alemán, de plástico, de ésos que incluía piezas para jugar damas inglesas con el mismo tablero. El paño verde debajo de las piezas de plástico le daban cierto aire de sofisticación que, a mis 8 años, encontraba fascinante. Posteriormente tuve tableros de madera, de tamaño medio, aunque he ido coleccionando algunos tableros que me encuentro: uno con representación mesoamericana, con piezas talladas en piedras verdes y blancas y cuyo tablero es combinación de piedra, plástico y madera.
Para un cumpleaños una ex-novia me regaló un ajedrez basado en una guerra de dragones, con tablero de cristal y piezas de plomo pintado, la mitad de las piezas doradas y la otra mitad plateadas, con cuatro dragones sosteniendo las esquinas del tablero.
(Battle Chess, ¿algún recuerdo?)
En ajedrez soy un jugador promedio. No gano torneos, pero me han dicho mis oponentes que hago combinaciones que sacan de balance a los demás, que sólo me falta concluirlas al final de la partida. Sin embargo, disfruto mucho jugar.
Otro de los clásicos son las damas chinas. Ésas canicas saltarinas las encontré por primera vez en casa de mis abuelos, con quiénes jugaba. Entre los tres siempre fuí el último lugar, con mi abula como campeona indiscutible. Con el tiempo se han ido perdiendo las canicas que guardaba la abuela en una vieja talquera, pero el tablero ha de estar guardado en un clóset, por ahí.
Las damas inglesas casi nunca las jugué. Soy malo en ése juego.
Con mi hermana jugué cinco de los mejores juegos de mesa de todos los tiempos: el primero que mencionaré es Conecta 4 o 4 en línea. Un tablero vertical lleno de agujeritos, con abertura por encima, y fichas de dos colores. El chiste era ir dejando caer, por turnos, una ficha para formar una línea de 4 y ganar. El oponente, obviamente, mientras hacía su propio juego debía obstruirte. Mi hermana siempre me ganó.
(Según los internets, Chuck Norris es el único que puede ganarlo en 3 movimientos)
Otro inmortal (o por lo menos a mi si me lo parece) es el Adivina Quien. Cada jugador tiene su tablero lleno de distintas caras (40, me parece) en portarretratos abatibles y las 40 caras en cartas de cartón de la cual cada jugador tomará una y la pondrá en su propio tablero. Ahí empiezan las preguntas entre jugadores y por turnos: ¿Tu persona usa lentes? Y con cada respuesta se desechan sospechosos. El primero que adivine el personaje del otro gana.
Mi hermana ganaba el 90% de las veces.
(Perdón por lo borroso de la imagen, pero es la mejor imagen del juego clásico que encontré)
El siguiente video muestra la inocencia en la que vivíamos en aquél entonces:
El Turista es un juego imprescindible (la opción es su hermano mayor y original: Monopoly), en el cual los jugadores le dan la vuelta al mundo una otra vez comprando, vendiendo y alquilando países y restaurantes para cobrarle a los demás. Sólo que mi hermana y yo jugábamos con reglas modificadas, las cuáles hacían, desde nuestro punto de vista, el juego más interesante. Eso si, se alargaba horrores, y los juegos se volvían maratones de 3-5 horas, con más cambios de fortuna que la Bolsa de Valores.
El Monopoly que tengo ahora es el basado en el Universo de Star Wars. Lo mejor son las piezas de los jugadores: miniaturas metálicas de Yoda, Luke, Palpatine, Darth Vader, Obi Wan Kenobi, Darth Maul, Grievious y Leia.
Irónicamente, en Operando siempre fui y he sido malo. Mariposas en el estómago, manzana de Adán, la caja de pan, el corazón roto y demás sandeces anatómicas que me encantaban. Pero mi pulso me traiciona. Mi hermana siempre fue mejor que yo.
Por último de ésta sección, el Maratón. Teníamos el Junior 2 me parece (uno rojo) de dificultad media. Al principio siempre ganaba la ignorancia, como en Corre GC Corre, pero conforme mi hermana y yo avanzábamos en la escuela y cultura (y nos aprendíamos las respuestas) el juego iba mejorando. Recuerdo que las fichas en aquél entonces eran planas, como pastillas, y pues la negra solía quedar en primer lugar.
Mi hermana ganaba, indiscutiblemente, pero siempre trataba de darme pistas para resolver las "preguntas difíciles".
Actualmente cuento con un maratón, pero desde que pusieron opciones múltiples y la respuesta en el mismo lado que la pregunta el nivel ha disminuído.
Por ahí de los 11-13 años y en plena fiebre por los dinosaurios gracias a Jurassic Park, mis padres me compraron el primer juego de tablero que salió. Era aquél donde venían (wow) pequeños dinosaurios de plástico (me acuerdo del majestuoso Tiranosaurio y los raptors), un dado y las fichas de los jugadores. El juego se trataba de ir de un lado a otro de la isla para llegar a un refugio, mientras los contrarios tiraban un dado que, en vez de números, tenían dinosaurios, y dependiendo de la cara, podían mover a los saurios para comerse a los contrincantes. Éste nunca lo jugué, por lo menos no contra otras personas, y jugar contra uno mismo era algo aburrido.
Después del desastre jurásico llegaron otros dos clásicos, y de los que marcaron el término de mi infancia y mi adolescencia.
Clue es el juego de detectives por excelencia. Hasta las hojitas que incluía, que parecían de libreta de periodista, te daban el mood para jugarlo. Por lo regular siempre escojo al Coronel Mustard para jugar. El chiste es descubrir al asesino del señor X, en cuál cuarto sucedió el horrendo crimen y con qué arma fue perpetrado. Las miniaturas de las armas eran geniales, por lo menos con el primero que tuve, ya que todas, a excepción de la Soga, eran de metal.
El verdadero juego de mesa, el que resume todo lo que buscaba en uno, es el RISK. Conquistar el mundo con tropas napoleónicas contra otros cinco jugadores es lo mejor que le puede pasar a un geek en potencia. El tablero es el más grande que recuerdo hasta ahora, con la división mundial y las líneas marítimas para los asedios de ultramar.
Lamentablemente es otro de los que jugué poco al principio, porque nadie más le entendía en mi casa. El RISK lo disfruté en la Facultad, contra otros estrategas mejores que yo, entonces sí lo disfruté en grande.
Además del RISK Clásico, tengo otros dos: el GodStorm (basado en dioses de la antigüedad que incluye el continente hundible de Atlantis y el Inframundo) y el basado en Star Wars: Attack of the Clones, el cual incluye a Palpatine y la opción de activar la Orden 66 para voltear el juego a favor del Lado Oscuro.
En RISK soy bueno, a secas. Aunque muchos dicen que depende de los números que te toquen en los dados, si tiene su factor de estrategia: cuándo atacar, cuándo defender, cuándo cambiar cartas, donde fortificar y decidir cuál terreno se cede al enemigo.
Antes de entrar al internado yo era regular en Jenga. Saliendo del intenado, y con la práctica en quirófano y procedimientos, resulté ser bastante bueno. Sólo he jugado el Jenga normal, la enorme torre de piezas cafés que se desploman haciendo considerable ruido. Lo descubrí hace poco (relativamente hablando) y aunque no soy fan del juego, si me divierto bastante.
Stratego es de los grandes ignorados. No todo el mundo lo conoce, cuando jugarlo debería ser obligatorio en las escuelas. 40 piezas de batalla por bando, incluyendo atacantes numerados del 1 al 9, un espía, seis combas y una bandera. Cada pieza debe "ver" hacia su dueño, y se mueven un espacio a la vez. Se entablan combates donde gana el número mayor, y el juego acaba cuando una bandera es capturada.
En Stratego soy, hasta ahora, imbatible.
Existen otros juegos que, si bien no tengo o no tuve, recuerdo mucho. Batalla Naval es otro clásico. La peor estrategia: poner a todas tus unidades en una sola esquina. No soy muy bueno en éste juego, pero si me divierto jugándolo. Tanto, que incluso una vez en clase de computación un amigo y yo nos las arreglamos para jugarlo usando tablas de excel en dos computadoras.
(Nótese dónde y qué están haciendo las mujeres en la caja clásica del juego)
Calabozo es una versión bastante simplificada de Calabozos y Dragones: asumes el papel de un héroe y dependiendo de la raza y clase (enano, elfo, mago, guerrero, etc) tienes algún poder especial. En el juego avanzas a través de una mazmorra o castilla, te topas con monstruos boca abajo y los derrotas con tiradas de dados. Si lo vences te dan un tesoro y el que acumule determinada cantidad, se enfrenta al último jefe. También tuve una versión de Star Wars, pero todos los héroes eran Luke, lo que le restaba bastantes puntos.
¿Y ustedes?, ¿cuáles juegos de mesa recuerdan?, ¿en cuáles eran malos, en cuáles buenos?
Si quieren echar una partida, aquí estoy por el momento. Les prometo ser magnánimo en la victoria aplastante y gracioso en la derrota humillante. En MI victoria y en SU derrota.
Me encantan los juegos de mesa. Mi mayor trauma es no haber tenido hermanos a los que les gustara jugar. Es decir, si, tengo una hermana que a veces jugaba conmigo, pero un número muy reducido de juegos de mesa y casi siempre en los que ella me llevaba ventaja (la ventaja de ser 5 años mayor que yo y el desarrollo mental que eso implica), pero en cuestiones generales, hubo un tiempo en que mi hermana dejó de jugar conmigo y pues, me chingué.
Tampoco fuimos de juegos de mesa familiares, por lo cual mis padres casi no nos compraron y los que nos compraron terminaron perdidos o con piezas faltantes en un tiempo bastante aceptable.
Pero éste post es para hablar de algunos juegos de mesa que tuve, y porqué los disfruto.
El primer juego de tablero que recuerdo es, cómo no, el ajedrez. Sólo que nunca tuve un tablero de ajedrez si no hasta los 8 ó 9 años, aunque lo había aprendido a jugar desde antes. Mi primer encuentro consciente con el ajedrez fue cuando mi padre instaló el mítico Battle Chess en la computadora de la casa. El Battle Chess era un juego aceptable, innovador y llamativo, donde las piezas se atacaban y mataban entre sí en la pantalla. Algo así como el ajedrez mágico que describen los libros de JK Rowling. Y en verdad era mágico, ya que ahí aprendí los movimientos reglas básicas.
Mi primer tablero de ajedrez fue un Montecarlo, del estilo alemán, de plástico, de ésos que incluía piezas para jugar damas inglesas con el mismo tablero. El paño verde debajo de las piezas de plástico le daban cierto aire de sofisticación que, a mis 8 años, encontraba fascinante. Posteriormente tuve tableros de madera, de tamaño medio, aunque he ido coleccionando algunos tableros que me encuentro: uno con representación mesoamericana, con piezas talladas en piedras verdes y blancas y cuyo tablero es combinación de piedra, plástico y madera.
Para un cumpleaños una ex-novia me regaló un ajedrez basado en una guerra de dragones, con tablero de cristal y piezas de plomo pintado, la mitad de las piezas doradas y la otra mitad plateadas, con cuatro dragones sosteniendo las esquinas del tablero.
(Battle Chess, ¿algún recuerdo?)
En ajedrez soy un jugador promedio. No gano torneos, pero me han dicho mis oponentes que hago combinaciones que sacan de balance a los demás, que sólo me falta concluirlas al final de la partida. Sin embargo, disfruto mucho jugar.
Otro de los clásicos son las damas chinas. Ésas canicas saltarinas las encontré por primera vez en casa de mis abuelos, con quiénes jugaba. Entre los tres siempre fuí el último lugar, con mi abula como campeona indiscutible. Con el tiempo se han ido perdiendo las canicas que guardaba la abuela en una vieja talquera, pero el tablero ha de estar guardado en un clóset, por ahí.
Las damas inglesas casi nunca las jugué. Soy malo en ése juego.
Con mi hermana jugué cinco de los mejores juegos de mesa de todos los tiempos: el primero que mencionaré es Conecta 4 o 4 en línea. Un tablero vertical lleno de agujeritos, con abertura por encima, y fichas de dos colores. El chiste era ir dejando caer, por turnos, una ficha para formar una línea de 4 y ganar. El oponente, obviamente, mientras hacía su propio juego debía obstruirte. Mi hermana siempre me ganó.
(Según los internets, Chuck Norris es el único que puede ganarlo en 3 movimientos)
Otro inmortal (o por lo menos a mi si me lo parece) es el Adivina Quien. Cada jugador tiene su tablero lleno de distintas caras (40, me parece) en portarretratos abatibles y las 40 caras en cartas de cartón de la cual cada jugador tomará una y la pondrá en su propio tablero. Ahí empiezan las preguntas entre jugadores y por turnos: ¿Tu persona usa lentes? Y con cada respuesta se desechan sospechosos. El primero que adivine el personaje del otro gana.
Mi hermana ganaba el 90% de las veces.
(Perdón por lo borroso de la imagen, pero es la mejor imagen del juego clásico que encontré)
El siguiente video muestra la inocencia en la que vivíamos en aquél entonces:
El Turista es un juego imprescindible (la opción es su hermano mayor y original: Monopoly), en el cual los jugadores le dan la vuelta al mundo una otra vez comprando, vendiendo y alquilando países y restaurantes para cobrarle a los demás. Sólo que mi hermana y yo jugábamos con reglas modificadas, las cuáles hacían, desde nuestro punto de vista, el juego más interesante. Eso si, se alargaba horrores, y los juegos se volvían maratones de 3-5 horas, con más cambios de fortuna que la Bolsa de Valores.
El Monopoly que tengo ahora es el basado en el Universo de Star Wars. Lo mejor son las piezas de los jugadores: miniaturas metálicas de Yoda, Luke, Palpatine, Darth Vader, Obi Wan Kenobi, Darth Maul, Grievious y Leia.
Irónicamente, en Operando siempre fui y he sido malo. Mariposas en el estómago, manzana de Adán, la caja de pan, el corazón roto y demás sandeces anatómicas que me encantaban. Pero mi pulso me traiciona. Mi hermana siempre fue mejor que yo.
Por último de ésta sección, el Maratón. Teníamos el Junior 2 me parece (uno rojo) de dificultad media. Al principio siempre ganaba la ignorancia, como en Corre GC Corre, pero conforme mi hermana y yo avanzábamos en la escuela y cultura (y nos aprendíamos las respuestas) el juego iba mejorando. Recuerdo que las fichas en aquél entonces eran planas, como pastillas, y pues la negra solía quedar en primer lugar.
Mi hermana ganaba, indiscutiblemente, pero siempre trataba de darme pistas para resolver las "preguntas difíciles".
Actualmente cuento con un maratón, pero desde que pusieron opciones múltiples y la respuesta en el mismo lado que la pregunta el nivel ha disminuído.
Por ahí de los 11-13 años y en plena fiebre por los dinosaurios gracias a Jurassic Park, mis padres me compraron el primer juego de tablero que salió. Era aquél donde venían (wow) pequeños dinosaurios de plástico (me acuerdo del majestuoso Tiranosaurio y los raptors), un dado y las fichas de los jugadores. El juego se trataba de ir de un lado a otro de la isla para llegar a un refugio, mientras los contrarios tiraban un dado que, en vez de números, tenían dinosaurios, y dependiendo de la cara, podían mover a los saurios para comerse a los contrincantes. Éste nunca lo jugué, por lo menos no contra otras personas, y jugar contra uno mismo era algo aburrido.
Después del desastre jurásico llegaron otros dos clásicos, y de los que marcaron el término de mi infancia y mi adolescencia.
Clue es el juego de detectives por excelencia. Hasta las hojitas que incluía, que parecían de libreta de periodista, te daban el mood para jugarlo. Por lo regular siempre escojo al Coronel Mustard para jugar. El chiste es descubrir al asesino del señor X, en cuál cuarto sucedió el horrendo crimen y con qué arma fue perpetrado. Las miniaturas de las armas eran geniales, por lo menos con el primero que tuve, ya que todas, a excepción de la Soga, eran de metal.
El verdadero juego de mesa, el que resume todo lo que buscaba en uno, es el RISK. Conquistar el mundo con tropas napoleónicas contra otros cinco jugadores es lo mejor que le puede pasar a un geek en potencia. El tablero es el más grande que recuerdo hasta ahora, con la división mundial y las líneas marítimas para los asedios de ultramar.
Lamentablemente es otro de los que jugué poco al principio, porque nadie más le entendía en mi casa. El RISK lo disfruté en la Facultad, contra otros estrategas mejores que yo, entonces sí lo disfruté en grande.
Además del RISK Clásico, tengo otros dos: el GodStorm (basado en dioses de la antigüedad que incluye el continente hundible de Atlantis y el Inframundo) y el basado en Star Wars: Attack of the Clones, el cual incluye a Palpatine y la opción de activar la Orden 66 para voltear el juego a favor del Lado Oscuro.
En RISK soy bueno, a secas. Aunque muchos dicen que depende de los números que te toquen en los dados, si tiene su factor de estrategia: cuándo atacar, cuándo defender, cuándo cambiar cartas, donde fortificar y decidir cuál terreno se cede al enemigo.
Antes de entrar al internado yo era regular en Jenga. Saliendo del intenado, y con la práctica en quirófano y procedimientos, resulté ser bastante bueno. Sólo he jugado el Jenga normal, la enorme torre de piezas cafés que se desploman haciendo considerable ruido. Lo descubrí hace poco (relativamente hablando) y aunque no soy fan del juego, si me divierto bastante.
Stratego es de los grandes ignorados. No todo el mundo lo conoce, cuando jugarlo debería ser obligatorio en las escuelas. 40 piezas de batalla por bando, incluyendo atacantes numerados del 1 al 9, un espía, seis combas y una bandera. Cada pieza debe "ver" hacia su dueño, y se mueven un espacio a la vez. Se entablan combates donde gana el número mayor, y el juego acaba cuando una bandera es capturada.
En Stratego soy, hasta ahora, imbatible.
Existen otros juegos que, si bien no tengo o no tuve, recuerdo mucho. Batalla Naval es otro clásico. La peor estrategia: poner a todas tus unidades en una sola esquina. No soy muy bueno en éste juego, pero si me divierto jugándolo. Tanto, que incluso una vez en clase de computación un amigo y yo nos las arreglamos para jugarlo usando tablas de excel en dos computadoras.
(Nótese dónde y qué están haciendo las mujeres en la caja clásica del juego)
Calabozo es una versión bastante simplificada de Calabozos y Dragones: asumes el papel de un héroe y dependiendo de la raza y clase (enano, elfo, mago, guerrero, etc) tienes algún poder especial. En el juego avanzas a través de una mazmorra o castilla, te topas con monstruos boca abajo y los derrotas con tiradas de dados. Si lo vences te dan un tesoro y el que acumule determinada cantidad, se enfrenta al último jefe. También tuve una versión de Star Wars, pero todos los héroes eran Luke, lo que le restaba bastantes puntos.
¿Y ustedes?, ¿cuáles juegos de mesa recuerdan?, ¿en cuáles eran malos, en cuáles buenos?
Si quieren echar una partida, aquí estoy por el momento. Les prometo ser magnánimo en la victoria aplastante y gracioso en la derrota humillante. En MI victoria y en SU derrota.
Basta, Boogle, Scrabble y Twister. Todos al mismo tiempo...
Iván
Iván Moreno
5 de abril de 2010, 1:50
Uy, de los mejores recuerdos de mi infancia, conozco, tengo o tuve casi todos.
En mi casa jugaba con mis hermanas y obviamente al principio ganaba yo; pero cuando crecieron otra cosa fue.
Battle Chess lo jugaba mi papá (creo que es lo único que sabe hacer en la compu)
Mi favorito es Risk, es la neta del planeta. Otro que me encanta es Monopoly, nosotras también usamos nuestras propias reglas que hacen el juego eteeerno; recuerdo que de chiquita lo jugaba con mi papá.. siempre ganaba él y yo lloraba, cuando crecí empecé a ganar yo pero cuando crecí más descubrí que se dejaba ganar jajajaja.
Otro que me gusta mucho es Scrabble pero ese lo conocí ya estando más grandecita.
LoReBeLLa
5 de abril de 2010, 11:40
A mí también me han gustado mucho los juegos de mesa, pero no tuve oportunidad de jugar variedad... de niño, mis hermanos eran menores y no tenía con quién jugar, pero un vecino unos años mayor me enseñó a mover las piezas de ajedréz y tablero recortados de una caja de cereal jaja! con él también aprendí algunos juegos de cartas como el 21, el burro castigado, y otros sencillos. Luego mi papá me enseñó a jugar otros juegos de cartas como el conquián (nunca supe cómo se escribe correctamente) y también el dominó. Hasta la fecha me siguen gustando maníacamente los mazos de cartas, dominós y tableros de ajedrez: el más reciente que adquiri fue uno de esos que son todo de vidrio: desde el tablero hasta las piezas, unas de vidrio traslúcido y las contrarias en esmerilado. Antes de mi adolescencia conocí las damas chinas y el turista mexicano, con las ciudades del país que estaba genial ;) luego compré un turista mundial. El de batalla naval lo jugaba con mis compañeros de secundaria en un papel cuadriculado. Una prima tenía un juego de "uno" traído de EU, que yo repliqué en cartulina y lo jugaba en secundaria :s (lo que es no tener de dónde sacar esas cosas, no?) El maratón lo conocí cuando tenía 15 años, y del grupo de amigos que tenía, quedaba en un buen lugar... al menos poco atrás de la ignorancia ja! Hoy, a mis fabulosos 39, me siguen gustando todos esos juegos y que he ido adquiriendo... lástima que hoy no tenga ya con quién jugarlos :( se solicitan jugadores!
Rod
11 de noviembre de 2010, 10:17