El jueves 4 de febrero ocurrió un fenómeno (por decirlo de alguna manera) que puso en duda la credibilidad de Twitter: el caso @atorreta.
Yo me enteré a través de mi dispositivo móvil, leyendo mi timeline en Twitter, de que una usuaria y su novio habían sido asaltados y heridos después de comer tacos en Ecatepec, y que se encontraban graves en Hospital General de las Américas. Todo esto contado por el supuesto cuñado de @atorreta, quien escribía lo sucedido. Los últimos tweets (los que convencieron a la gente por cómo estaban escritos y por el tema que trataban) mencionaba la muerte de éstas dos personas, y se despedía agradeciendo las atenciones brindadas.
Yo fui de los que cayeron en el hoax. Me enfurecí contra la inseguridad imperante (esto sucedió unos días después de la masacre en Ciudad Juarez), me enternecí por ése timeline tan desgarrador, comenté, le sugerí a varios amigos que lo leyeran, usé hashtags y demás cosas que se estilan en Twitter.
La primera sospecha que recuerdo haber leído vino de El Feco, quien comentó que la Wikipedia se actualizó demasiado rápido. Después, entre los usuarios @Padaguan y @Ecatepec empezaron a surgir los tweets acerca de la inexistencia de los ingresos de estas personas al hospital mencionado. Total, que cerca de unas dos o tres horas de que yo me enterara, el caso #atorreta quedó desmentido. Y fuimos varios los que caímos en el engaño.
Lo que sucedió después fue el inevitable debate acerca de la credibilidad de Twitter. Comentaron los que nunca creyeron, los que si creían, los que siempre supieron que era falso y demás fauna twittera (entre la que me encuentro, vamos). Pepe Flores hace un resumen en ALT1040.
Mi forma de pensar post-atorreta fue: pues bien, caí, ¿y?. Sólo tendría que dejar de ser tan ingenuo y corroborar una noticia antes de retweetearla. Muchos pensamos igual, ya que es el primer gran hoax del que nos enteramos, a pesar de que Twitter ya tiene su tiempo.
Sin embargo, hubo gente que no lo pudo dejar pasar, quien vio en el caso #atorreta la punta de lanza de la "crisis de credibilidad de Twitter" y se rasgaron las vestiduras acerca de cómo se debe ser un buen periodista y como un medio de información debe ser veraz, oportuno, confiable y demás: y me refiero en particular al señor León Krauze, quien en su columna de Milenio y de forma bastante alarmista exhorta a la comunidad twitera a reflexionar, para evitar que Twitter se vuelva "el chismógrafo de los ociosos".
Esto me recuerda cuando mi padre me regañó por tener cuenta de Facebook "porque con López-Dóriga aparecen cada día más casos de gente secuestrada por tener Facebook" (si, todo esto son las palabras de mi padre). Cuando investigué éstas acusaciones, descubrí un sólo caso, repetido miles de veces, de un niño rico secuestrado y asesinado. Dicha persona tenía cuenta en Facebook, si, pero también una familia con dinero y al parecer no era muy precavido a la hora de salir a la calle. De ahí en fuera, ni un sólo caso. Pero los medios de comunicación estallaron en contra de las redes sociales, de su poca seguridad, de la calidad y cantidad de lo que se comparte y demás características de las redes sociales.
¡Alarmismo, amarillismo, cierren las computadoras y desconecten los módems!
Quiero aclarar que mi padre, el día de hoy, tiene una cuenta en Facebook.
Eduardo Arcos, nerd reconocido y escritor en blogs relacionados con ciencia y tecnología, responde al señor Krauze acerca de la falla de los grandes medios, no sólo Twitter, y pone de ejemplo que incluso el Diario Milenio ha caído en trampas parecidas. Su respuesta, aquí.
Arcos también menciona algo muy importante: Twitter no es un "medio" (como dice Krauze) sino una herramienta, que depende mucho de quienes la utilizan. Además, los usuarios de Twitter no somos, ni pretendemos ser, periodistas.
¿Qué existe carga de responsabilidad? Si, pero también debemos recordar que atravesamos por una crisis de credibilidad de los medios de comunicación como pocas veces se ha visto. El caso de Cabañas fue noticia número 1 por días enteros, mientras que la masacre de Juárez fue nota al pie de página, e incluso Calderón dejó entredicho que los jóvenes asesinados eran pandilleros y criminales. Yo me enteré de ambas gracias de Twitter.
Si hablamos, como dice Krauze, de rigor, entonces la CNN y la Russian TV tienen que cerrar, ya que también cayeron en el hoax de la confusión Haití-Tahití que difundió Times Rumania, dejando entredicho su profesionalismo y credibilidad. En menor grado, la revista Ohlalá, del periódico La Nación, en Argentina, que roba de internet personalidades para sus "reportajes".
Ahí tiene a sus criminales, señor Krauze, a ellos.
Ernesto Priego menciona, con justa razón, que la crisis no radica en la credibilidad, sino en la jerarquización mediática: ya no hace falta ser comunicólogo para dar una noticia, mucho menos para expresar una opinión. Con el internet, los blogs, Twitter, Facebook, demás redes sociales y herramientas ya no es necesario ser "líder de opinión", comunicólogo o siquiera periodista para expresar una idea y darla a conocer al mundo. Los que antes eran ignorados (la sociedad civil, no sólo los individuos) se han vertido en el único medio libre y sin censura gubernamental que existe actualmente: la web. Los grandes monopolios se tienen que esforzar más para que sus programas sean vistos y sus noticieros creídos sin ser puestos en duda. Aunque nos tachen de ingenuos e idiotas a los que así lo creemos la sociedad (me refiero a la del país donde vivo, México) está a punto de entrar en una revolución ideológica gracias a la libertad de expresión que presupone la Internet. Y esto aterroriza al viejo régimen.
Twitter no es un portal de noticias. Se puede usar como uno, pero se deben considerar las consecuencias de utilizar noticas que cualquiera puede inventar subir. En Twitter se depende mucho de quien te sigue y a quienes sigues. Como medio libre y sin censura, se puede tweetear cualquier cosa, y eso es algo que se debe tener en mente todo el tiempo. La falta de credibilidad no es exclusiva de Internet: cada día la gente le cree menos a los noticieros televisivos y a los periódicos, los cuáles si sufren de censura (gubernamental) y autocensura (ya que cada medio tiene su propio parámetro de "verdad" e "importante"). La crisis de credibilidad está aquí, y es el primer paso hacia un inminente desastre. ¿Qué hacer cuando sólo podamos creer en nosotros mismos?
Yo me enteré a través de mi dispositivo móvil, leyendo mi timeline en Twitter, de que una usuaria y su novio habían sido asaltados y heridos después de comer tacos en Ecatepec, y que se encontraban graves en Hospital General de las Américas. Todo esto contado por el supuesto cuñado de @atorreta, quien escribía lo sucedido. Los últimos tweets (los que convencieron a la gente por cómo estaban escritos y por el tema que trataban) mencionaba la muerte de éstas dos personas, y se despedía agradeciendo las atenciones brindadas.
Yo fui de los que cayeron en el hoax. Me enfurecí contra la inseguridad imperante (esto sucedió unos días después de la masacre en Ciudad Juarez), me enternecí por ése timeline tan desgarrador, comenté, le sugerí a varios amigos que lo leyeran, usé hashtags y demás cosas que se estilan en Twitter.
La primera sospecha que recuerdo haber leído vino de El Feco, quien comentó que la Wikipedia se actualizó demasiado rápido. Después, entre los usuarios @Padaguan y @Ecatepec empezaron a surgir los tweets acerca de la inexistencia de los ingresos de estas personas al hospital mencionado. Total, que cerca de unas dos o tres horas de que yo me enterara, el caso #atorreta quedó desmentido. Y fuimos varios los que caímos en el engaño.
Lo que sucedió después fue el inevitable debate acerca de la credibilidad de Twitter. Comentaron los que nunca creyeron, los que si creían, los que siempre supieron que era falso y demás fauna twittera (entre la que me encuentro, vamos). Pepe Flores hace un resumen en ALT1040.
Mi forma de pensar post-atorreta fue: pues bien, caí, ¿y?. Sólo tendría que dejar de ser tan ingenuo y corroborar una noticia antes de retweetearla. Muchos pensamos igual, ya que es el primer gran hoax del que nos enteramos, a pesar de que Twitter ya tiene su tiempo.
Sin embargo, hubo gente que no lo pudo dejar pasar, quien vio en el caso #atorreta la punta de lanza de la "crisis de credibilidad de Twitter" y se rasgaron las vestiduras acerca de cómo se debe ser un buen periodista y como un medio de información debe ser veraz, oportuno, confiable y demás: y me refiero en particular al señor León Krauze, quien en su columna de Milenio y de forma bastante alarmista exhorta a la comunidad twitera a reflexionar, para evitar que Twitter se vuelva "el chismógrafo de los ociosos".
Esto me recuerda cuando mi padre me regañó por tener cuenta de Facebook "porque con López-Dóriga aparecen cada día más casos de gente secuestrada por tener Facebook" (si, todo esto son las palabras de mi padre). Cuando investigué éstas acusaciones, descubrí un sólo caso, repetido miles de veces, de un niño rico secuestrado y asesinado. Dicha persona tenía cuenta en Facebook, si, pero también una familia con dinero y al parecer no era muy precavido a la hora de salir a la calle. De ahí en fuera, ni un sólo caso. Pero los medios de comunicación estallaron en contra de las redes sociales, de su poca seguridad, de la calidad y cantidad de lo que se comparte y demás características de las redes sociales.
¡Alarmismo, amarillismo, cierren las computadoras y desconecten los módems!
Quiero aclarar que mi padre, el día de hoy, tiene una cuenta en Facebook.
Eduardo Arcos, nerd reconocido y escritor en blogs relacionados con ciencia y tecnología, responde al señor Krauze acerca de la falla de los grandes medios, no sólo Twitter, y pone de ejemplo que incluso el Diario Milenio ha caído en trampas parecidas. Su respuesta, aquí.
Arcos también menciona algo muy importante: Twitter no es un "medio" (como dice Krauze) sino una herramienta, que depende mucho de quienes la utilizan. Además, los usuarios de Twitter no somos, ni pretendemos ser, periodistas.
¿Qué existe carga de responsabilidad? Si, pero también debemos recordar que atravesamos por una crisis de credibilidad de los medios de comunicación como pocas veces se ha visto. El caso de Cabañas fue noticia número 1 por días enteros, mientras que la masacre de Juárez fue nota al pie de página, e incluso Calderón dejó entredicho que los jóvenes asesinados eran pandilleros y criminales. Yo me enteré de ambas gracias de Twitter.
Si hablamos, como dice Krauze, de rigor, entonces la CNN y la Russian TV tienen que cerrar, ya que también cayeron en el hoax de la confusión Haití-Tahití que difundió Times Rumania, dejando entredicho su profesionalismo y credibilidad. En menor grado, la revista Ohlalá, del periódico La Nación, en Argentina, que roba de internet personalidades para sus "reportajes".
Ahí tiene a sus criminales, señor Krauze, a ellos.
Ernesto Priego menciona, con justa razón, que la crisis no radica en la credibilidad, sino en la jerarquización mediática: ya no hace falta ser comunicólogo para dar una noticia, mucho menos para expresar una opinión. Con el internet, los blogs, Twitter, Facebook, demás redes sociales y herramientas ya no es necesario ser "líder de opinión", comunicólogo o siquiera periodista para expresar una idea y darla a conocer al mundo. Los que antes eran ignorados (la sociedad civil, no sólo los individuos) se han vertido en el único medio libre y sin censura gubernamental que existe actualmente: la web. Los grandes monopolios se tienen que esforzar más para que sus programas sean vistos y sus noticieros creídos sin ser puestos en duda. Aunque nos tachen de ingenuos e idiotas a los que así lo creemos la sociedad (me refiero a la del país donde vivo, México) está a punto de entrar en una revolución ideológica gracias a la libertad de expresión que presupone la Internet. Y esto aterroriza al viejo régimen.
Twitter no es un portal de noticias. Se puede usar como uno, pero se deben considerar las consecuencias de utilizar noticas que cualquiera puede inventar subir. En Twitter se depende mucho de quien te sigue y a quienes sigues. Como medio libre y sin censura, se puede tweetear cualquier cosa, y eso es algo que se debe tener en mente todo el tiempo. La falta de credibilidad no es exclusiva de Internet: cada día la gente le cree menos a los noticieros televisivos y a los periódicos, los cuáles si sufren de censura (gubernamental) y autocensura (ya que cada medio tiene su propio parámetro de "verdad" e "importante"). La crisis de credibilidad está aquí, y es el primer paso hacia un inminente desastre. ¿Qué hacer cuando sólo podamos creer en nosotros mismos?
Pues... creo que llegaron tarde: Twitter ES el chismógrafo de los ociosos.
Luego: Un periodista de la vieja escuela es difícil que aprenda cosas nuevas de los internets, el concepto mismo se les escapa; luego entonces, Twitter es un medio.
Tengo un amigo periodista, de la nueva escuela, que descalifica casi por completo a Wikipedia como fuente de información, bajo la premisa de "cualquier fulano puede modificarla". Si, seguro, casi cualquiera puede, pero aún así, es el conglomerado de conocimiento humano más grande que existe (creo). De uno depende buscar en más fuentes.
En fin, a mi el twitt no me gusta :P
Haplo
11 de febrero de 2010, 14:10
Habría que mandarle un internet gratis al señor Krauze.
Y tu has de ser de esos fans de Belinda que prefiere el metroflog, por eso no te gusta el twitter.
Saludos Haplo.
Humbert C. Christopher
11 de febrero de 2010, 14:15
Coincido. El pirncipal problema para los anquilosados "lideres de opinión" es que se acaba su mina de oro (son la cara del duopolio televisivo). Al viejo regimen (sólo rostro distinto) le da miedo el poder que pueda tener esta herramienta. Habrá que hacer una encuesta de cuantos twitters vemos sus programas TV abierta o los progamas de TV diseñados por el gobierno (Municipal, Estatal o Federal y demás engendros chupadores del presupuesto)
Eloxochitl73
11 de febrero de 2010, 14:59
.
Humbert para presidente!!!
Jajaja Estoy de acuerdo contigo...
Te amo :*
Zabdy
11 de febrero de 2010, 22:59
Totalmente y pensé exactamente igual que tu (turu-ru-ru-turu-ru-ru). Quien se toma el twitter muy a pecho o es nuevo en el internet o es pendejo. Así de simple. Y si clamas decir lo contrario y no eres ninguno de los dos, es que eres mala leche. Como el señor Krauze.
Por favor, no es un medio, es solo un cúmulo inmenso de comentarios. Los medios mismos, que son profesionales de buscar y verificar rumores, caen por horas o días en garlitos. Ahí estuvo el día que el jota jota anduvo en Cancún, en Mazatlán y en Acapulco en un mismo día. Rumores.
Lo que sale a la luz, es la impericia o envidia de algunos comunicadores, como el señor Krauze. Otros, como Don Fede, han sabido subirse a la ola de un espacio creciente y fresco, porque eso es twitter. Y ambos, el señor Krauze y Don Fede, estan en twitter, aceptan o critican a twitter, porque así conviene a sus intereses.
Feco
12 de febrero de 2010, 13:48