188.1 Urgencias reales.

Ayer fue mi primera urgencia real abordo de un barco. Una experiencia totalmente nueva, como cabría suponer.

Paciente semi-inconsciente, con herida en la cabeza, diabético, una pierna sin movilidad aparente, poco cooperador...en fin, una urgencia. ¿Qué atiendes primero?, ¿qué le administras?, recuerda que estás en tiempo extra y podrías no estar pensando las cosas de forma adecuada, ¿y si te equivocas?, ¿y si el helicóptero tarda en llegar y el paciente se descompensa?, ¿qué se te olvidó? (y esta es la pregunta más difícil), ¿qué se te olvidó?, ¿qué se te olvidó?


Espero que nada.


Hoy mi paciente amaneció en el hospital, en tierra. Aparentemente estable, pero sin cambios en condición neurológica.


Yo amanecí molido, con ésa sensación postguardia que sólo los masoquistas y los médicos aprendemos a disfrutar. Ahora viene la parte de mi trabajo que menos disfruto: papeles, reportes, papeles, notas, papeles.


Hoy atiendo a un paciente que desde el día que llegó (ayer) presenta, según él, un dolor incapacitante que no le permite trabajar. Ya me habían advertido contra personas así.


La nada sutil diferencia entre una urgencia real y lo que haría una persona para no trabajar.

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