No, no es un post sobre Metallica.
Regresemos los relojes un par de décadas, hacia ésa incomprendida y muy ridiculizada época llamada los OCHENTAS, con la moda tan original (por no encontrar otra palabra) y la música que la caracterizaron. Fue el inicio de algunas series bastante buenas de televisión, algunas películas inspiradoras, por decir lo menos ("wax on, wax off") y un ligero declive en cuanto a la calidad narrativa de los cómics se refería.
Esto último, claro, antes de la entrada triunfal de tres pilares de la industria y sus obras maestras.
Alan "Dios-en-la-Tierra" Moore sorprendería a todos con Watchmen, considerada la mejor novela gráfica de todos los tiempos. Frank Miller nos mostraría otra distopía imposible de superar con The Return of the Dark Knight, donde un Batman más viejo, más obsesionado y aún más loco daría su última cruzada en contra del corrupto mundo, con Superman incluído.
Y un joven Neil Gaiman, nos daría la primera historia de Sandman.
Originalmente, DC le había encargado a Gaiman que re-inventara a uno de sus personajes ya existentes de la Época de Oro, un héroe enmascarado que ponía a dormir a sus enemigos con arena y miembro de la entonces Justice Society of America.
Geiman dio un paso más allá (mentira: dio muchísimos pasos más allá) y nos presentó a Lord Morpheus, su representación del Señor de los Sueños y el inicio de historia no de la lucha de criminales contra héroes, sino de Sueño en busca de su tiempo perdido. Así, en los primeros números nos enteramos de que Sueño fue capturado por error en nuestro plano durante 60 años, su escape y la búsqueda de los objetos que perdió durante ése tiempo, contando con apariciones de John Constantine y algunos miembros de la Liga de la Justicia.
The Sandman es un cómic muy diferente a lo que DC había ofrecido hasta el momento: motivo por el cual en un principio se tomó de forma cautelosa, pero la aceptación de público fue lo suficientemente buena como para que Sandman durara 9 años y 75 números.
Gaiman formó una mitología que respaldara las historias de Morpheus, además de utilizar mitologías existentes como la griega y la nórdica e incluso la obra de Shakespeare para dar un transfondo a sus personajes.
Dentro de la mitología creada por el autor, su mayor logro fueron los Siete Eternos: las representaciones de siete entidades que gobiernan la vida de todo ser humano. Así, el primero al que nos encontramos es a Sueño, delgado, pálido, con una cabellera que haría palidecer a Robert Smith, soberado del País de los Sueños y cuyos acompañantes suelen ser los soñadores y los sueños que éstos están soñando.
Muerte, la hermana más cercana a Sueño, igual de pálida que él, pero lo opuesto en cuanto a carácter: uno esperaría que Sueño fuera más risueño y Muerte más seria, pero sucede lo contrario. Muerte siempre le encuentra el lado brillante a todo, incluso a ella misma.
Destino, el mayor de los hermanos, el cual se dice es ciego y no tiene sombra. No tan sombrío como uno esperaría, Destino siempre porta su libro, en el cual está escrito todo lo que ha sucedido y todo lo que va a suceder.
Deseo es un ser hermoso y andrógino. Nunca se sabrá finalmente si es masculino o femenino, aunque se ha tratado de ambas formas y ninguna parece molestarle. Deseo también es la más rencorosa de los hermanos, la fuente de múltiples enojos y discusiones entre los eternos.
Desespero es la hermana gemela de Deseo, aunque física y emocionalmente son tan dispares como pueden serlo Sueño y Muerte. Enana, gorda, fea, Desespero se regodea en el sufrimiento de aquellos a los que observa a través de los espejos, y se automutila por sentir el gozo del sufrimiento ajeno.
Destrucción es un gigante de barba roja, hablador, presumido y con un nulo sentido artístico. De Destrucción sabemos que abandonó su Reino, dejando sus responsabilidades a un lado, motivo por el cual Sueño parece incómodo con él.
Delirio es la más pequeña de todos los hermanos, aunque no siempre fue Delirio. Antes había sido Delicia, una hermosa joven que parecía a gusto con todo, pero algo sucedió que trastornó a Delicia y Delirio tomó su lugar. Delirio es una joven bonita, con un ojo de distinto color al otro y su cabello cambia de color, crece o se corta a cada minuto.
Se dice que los Siete Eternos forman parte de la humanidad: ¿Qué ser humano no tiene un Destino, no Sueña, no Muere, no Desea, no se Desespera, no Destruye o no ha caído en el Delirio?
The Sandman es un cómic que avanza a través del paisaje onírico. Sus personajes son una mezcla extraña y a veces perturbadora, pero no cuesta mucho identificarse con ellos. Dentro de cada arco argumental abundan las sorpresas y la narrativa de Gaiman, así como el uso que hace el autor de referencias y guiños hacen que sea un cómic muy disfrutable. Los finales suelen ser atípicos, incluso el final mismo de la serie es un giro inesperado. Dentro del mismo cómic hay historias donde Morpheus sólo hace una pequeña aparición, o que no aparece en lo absoluto, hablándonos de la capacidad creativa del autor. También vale al pena señalar la calidad narrativa de Gaiman, quien incluso nos presenta una historia dentro de otra historia dentro de otra historia dentro del cómic, en una especie de caja china o muñeca rusa llena de espejos.
Sin más, The Sandman es sumamente recomendable, un cómic inteligente y ágil, disfrutable por aquellos fanáticos de los cómics y aquéllos que no lo son (aún).
Le doy un Humbertcricio onírico, de hueso y cuerno.
Regresemos los relojes un par de décadas, hacia ésa incomprendida y muy ridiculizada época llamada los OCHENTAS, con la moda tan original (por no encontrar otra palabra) y la música que la caracterizaron. Fue el inicio de algunas series bastante buenas de televisión, algunas películas inspiradoras, por decir lo menos ("wax on, wax off") y un ligero declive en cuanto a la calidad narrativa de los cómics se refería.
Esto último, claro, antes de la entrada triunfal de tres pilares de la industria y sus obras maestras.
Alan "Dios-en-la-Tierra" Moore sorprendería a todos con Watchmen, considerada la mejor novela gráfica de todos los tiempos. Frank Miller nos mostraría otra distopía imposible de superar con The Return of the Dark Knight, donde un Batman más viejo, más obsesionado y aún más loco daría su última cruzada en contra del corrupto mundo, con Superman incluído.
Y un joven Neil Gaiman, nos daría la primera historia de Sandman.
Originalmente, DC le había encargado a Gaiman que re-inventara a uno de sus personajes ya existentes de la Época de Oro, un héroe enmascarado que ponía a dormir a sus enemigos con arena y miembro de la entonces Justice Society of America.
Geiman dio un paso más allá (mentira: dio muchísimos pasos más allá) y nos presentó a Lord Morpheus, su representación del Señor de los Sueños y el inicio de historia no de la lucha de criminales contra héroes, sino de Sueño en busca de su tiempo perdido. Así, en los primeros números nos enteramos de que Sueño fue capturado por error en nuestro plano durante 60 años, su escape y la búsqueda de los objetos que perdió durante ése tiempo, contando con apariciones de John Constantine y algunos miembros de la Liga de la Justicia.
The Sandman es un cómic muy diferente a lo que DC había ofrecido hasta el momento: motivo por el cual en un principio se tomó de forma cautelosa, pero la aceptación de público fue lo suficientemente buena como para que Sandman durara 9 años y 75 números.
Gaiman formó una mitología que respaldara las historias de Morpheus, además de utilizar mitologías existentes como la griega y la nórdica e incluso la obra de Shakespeare para dar un transfondo a sus personajes.
Dentro de la mitología creada por el autor, su mayor logro fueron los Siete Eternos: las representaciones de siete entidades que gobiernan la vida de todo ser humano. Así, el primero al que nos encontramos es a Sueño, delgado, pálido, con una cabellera que haría palidecer a Robert Smith, soberado del País de los Sueños y cuyos acompañantes suelen ser los soñadores y los sueños que éstos están soñando.
Muerte, la hermana más cercana a Sueño, igual de pálida que él, pero lo opuesto en cuanto a carácter: uno esperaría que Sueño fuera más risueño y Muerte más seria, pero sucede lo contrario. Muerte siempre le encuentra el lado brillante a todo, incluso a ella misma.
Destino, el mayor de los hermanos, el cual se dice es ciego y no tiene sombra. No tan sombrío como uno esperaría, Destino siempre porta su libro, en el cual está escrito todo lo que ha sucedido y todo lo que va a suceder.
Deseo es un ser hermoso y andrógino. Nunca se sabrá finalmente si es masculino o femenino, aunque se ha tratado de ambas formas y ninguna parece molestarle. Deseo también es la más rencorosa de los hermanos, la fuente de múltiples enojos y discusiones entre los eternos.
Desespero es la hermana gemela de Deseo, aunque física y emocionalmente son tan dispares como pueden serlo Sueño y Muerte. Enana, gorda, fea, Desespero se regodea en el sufrimiento de aquellos a los que observa a través de los espejos, y se automutila por sentir el gozo del sufrimiento ajeno.
Destrucción es un gigante de barba roja, hablador, presumido y con un nulo sentido artístico. De Destrucción sabemos que abandonó su Reino, dejando sus responsabilidades a un lado, motivo por el cual Sueño parece incómodo con él.
Delirio es la más pequeña de todos los hermanos, aunque no siempre fue Delirio. Antes había sido Delicia, una hermosa joven que parecía a gusto con todo, pero algo sucedió que trastornó a Delicia y Delirio tomó su lugar. Delirio es una joven bonita, con un ojo de distinto color al otro y su cabello cambia de color, crece o se corta a cada minuto.
Se dice que los Siete Eternos forman parte de la humanidad: ¿Qué ser humano no tiene un Destino, no Sueña, no Muere, no Desea, no se Desespera, no Destruye o no ha caído en el Delirio?
The Sandman es un cómic que avanza a través del paisaje onírico. Sus personajes son una mezcla extraña y a veces perturbadora, pero no cuesta mucho identificarse con ellos. Dentro de cada arco argumental abundan las sorpresas y la narrativa de Gaiman, así como el uso que hace el autor de referencias y guiños hacen que sea un cómic muy disfrutable. Los finales suelen ser atípicos, incluso el final mismo de la serie es un giro inesperado. Dentro del mismo cómic hay historias donde Morpheus sólo hace una pequeña aparición, o que no aparece en lo absoluto, hablándonos de la capacidad creativa del autor. También vale al pena señalar la calidad narrativa de Gaiman, quien incluso nos presenta una historia dentro de otra historia dentro de otra historia dentro del cómic, en una especie de caja china o muñeca rusa llena de espejos.
Sin más, The Sandman es sumamente recomendable, un cómic inteligente y ágil, disfrutable por aquellos fanáticos de los cómics y aquéllos que no lo son (aún).
Le doy un Humbertcricio onírico, de hueso y cuerno.
Totalmente de acuerdo, uno de los mejores comics que existen, lo que me recuerda que aun no lo termino....
MESIAS
21 de noviembre de 2009, 6:55