166.9 El maestro Erasmo Castellanos Quinto

Fue en una de ésas tantas mañanas perdidas del Servicio Social cuando le vi por primera vez. Caballero desgarbado, desaliñado en su vestir y de barba enorme y bifurcada. "Ése es un mago" me dije, a lo lejos, antes de atreverme a acercarme más. Fue ahí, junto al dispensario y biblioteca, a un lado de el Palacio Municipal de Santiago Tuxtla, donde conocí al maestro Erasmo Castellanos Quinto.

Contemplé la estatua del anciano hombre con cierto asombro. ¿Es el Quijote el que asoma del libro que está abierto sobre su palma? En efecto, es el Quijote. ¿Qué libros son sobre los que está apoyada tan ilustre y desconocida figura? Resultaron ser La Comedia, El Mio Cid y La Iliada. ¿Qué libro es aquél de nombre desconocido? Del Fondo del Abra. ¿Quién es este Erasmo Castellanos Quinto?

Leer la inscripción en la parte frontal de la estatua no sirvió de mucho:


Una rápida búsqueda en la Wikipedia me sumió más en la confusión: Don Erasmo es considerado el primer Cervantista de América.

El mismo internet confima mis sospechas: poco se sabe de Don Erasmo, ni siquiera una fecha de nacimiento confirmada porque fue llevado al registro civil "quince días después de nacido" (sólo se sabe que nació en 1879), su recuerdo no cuenta con respaldo escrito o digital, y de él nos llegan unas cuantas impresiones y recuerdos ajenos que nos dan una idea de su caracter: caballeroso en extremo, franciscano de vocación, maestro insuperable, abogado y amante de las letras. Encariñado con la juventud, sus estudiantes eran "sus barbajanes" cuando se portaban mal. Él mismo afirma que su inicio es nebuloso, al igual que el de todos los hombres. Se hacía rodear lo mismo de discípulos que de perros: los primeros para enseñarles a expresarse ("porque quien no grita en su juventud de viejo ya no puede hacerlo", afirma el maestro) y los segundos para obsequiarlos con mendrugos y huesos que el cargaba en dos alforjas. Y a todos los quería por igual.

Ganador del premio otorgado en 1947 a "la mejor investigación cervantina producida en América", declinó los diez mil pesos del premio, sintiéndose indigno ya que un anciano ("sin mérito más que haber cultivado canas") se había impuesto sobre la juventud. Sin embargo, el aplauso se extendió por minutos, una ovación que enmarcaría la pasión del Maestro por Cervantes y su obra.

Sobresale el hecho de que su vestimenta se ajustaba a la que debe poseer todo escritor y franciscano. Refieren que no era raro que se le tendieran monedas, ya que la gente solía confundir al Maestro Erasmo con un pordiosero. ¡Si supieran que detrás del pordiosero estaba el hombre sabio, ágil con las palabras, galante con las mujeres, bondadoso con los necesitados y los animales, cuyo dolor compartía como si fuera suyo!, ¡qué riquezas inimaginables poseía sin duda Don Erasmo!



Un gustazo conocerlo al fin, maestro. Tuvo que ser en las calles de su natal Santiago Tuxtla, mientras me perdía que tuve el honor de encontrarlo. ¿Pero a quién saluda, a lo lejos maestro, con su mano alzada y la vista perdida? Ah, claro, a su inspiración.

Una pena que tan ilustre personaje no sea recordado como debería. Maestro de Presidentes de la República y contemporáneo de grandes poetas "más reconocidos", Erasmo Castellanos Quinto llevó una vida que debería poder ser recordada y enseñada (en ése orden) como una de las grandes estrellas de la literatura mexicana.
Ahora, sólo me falta conseguir una copia de sus obras, para poder conocerlo en persona.

1 Response to "166.9 El maestro Erasmo Castellanos Quinto"

  1. Beso corregido y aumentado... :*