151.3 Realidad alterna (4)

La Pahtli surcaba las frías aguas a través de un océano dormido y por debajo de un cielo nublado que presagiaba el fin de nuestro viaje, ya sea de un modo o del otro. Mientras llegábamos a la altitud y latitud correspondiente al mapa que obtuvimos en la Universidad, observamos la impresionante mole surrealista que surgía del mar. Los prodigiosos ángulos y las enormes piedras de dimensiones increíbles casi provocaron la salida de verdaderos alaridos de nuestras gargantas. Los terrores sufridos en nuestra aventura palidecían con el irreal paisaje ciclópeo que contemplábamos.

Recuerdo el lejano inicio de la aventura, en abril de 1925, con los sueños que me habían perturbado de sobremanera. Sueños de horrores de más allá de las estrellas, horrores de colores increíbles que desafiaban toda la lógica de la cromatografía terrestre e incluso de aquella que pudiera existir en los parajes oníricos. Sobre todo recuerdo el sueño del majestuoso y horripilante ser al que estábamos buscando, y al cual esperábamos encontrar antes de su despertar.

Cuando platiqué con el profesor Cortázar y con el doctor Julio Psosa acerca de mis sueños (ya que los tres habíamos sido condiscípulos en algunos cursos impartidos en la Universidad del Miskatonic) de inmediato me creyeron. De forma independiente ambos habían investigado los demoníacos cultos paganos de las Antillas y el Caribe, así como sus raíces africanas e incluso una secta que operaba en el lejano Círculo Polar Ártico. Mis sueños fueron las claves para iniciar la investigación que tanto sudor, sangre y vidas humanas nos había costado y cuyo desenlace estaba a punto de ocurrir.

El profesor Cortázar, erudito en arqueología y culturas antiguas, y yo, un simple estudioso y curador de libros de la Universidad del Miskatonic contemplábamos la ciudadela que creíamos era R´lyeh, la morada del más grande y poderoso de los Antiguos: el cefalópodo espacial conocido como Cthulhu. Mientras nos preparábamos para descender a la ciudadela, nos tomamos un minuto para beber nuestra última botella de whisky y recordar a nuestros compañeros caídos, aquellos que conocimos en los diez años que duraron nuestras aterradoras aventuras.

Nuestra querida Jackie había desaparecido en Dunwich, cuando el horror que Armitage había evitado una primera vez nuevamente fue invocado por algún degenerado Whateley sobreviviente de la región. Quinto, el cirujano de la Pahtli, había sido asesinado por los supervivientes de la antigua Orden de Dagón, organizados por un último Marsh que había escapado por poco de la justicia en Innsmouth. La pequeña Eve murió mientras robábamos la única copia del Necronomicón del demente árabe Abdul Alzhared que aún existía. Las balas de la policía la abatieron en la Biblioteca de la Universidad de Arkham. Dimanche murió durante el ritual de adoración de Cthulhu en Nueva Inglaterra. Alguno de los sacerdotes del monstruoso ser le había cortado la garganta con la daga ceremonial, cerrando el conjuro que haría emerger R´lyeh del fondo del mar. Y por último el doctor Psosa había desaparecido del barco dos noches antes, sin dejar rastro alguno.

Cortázar y yo descendimos a la ciudadela. El piso estaba resbaloso con la humedad y por una sustancia gelatinosa que hedía y parecía ser exudada de los mismos símbolos arcanos que recubrían cada superficie de la angulosa isla. Mientras caminamos para encontrar la puerta por donde debería salir el ser, buscamos indicios de que algunos de los locos adoradores del Antiguo apareciera. No había ni una sola alma en las cercanías.
-Llegamos a tiempo- dijo Cortázar, con el rifle en las manos dispuestos a abatir al primer ser, humano o no humano, que apareciera.
-Sólo faltan dos cosas para que Cthulhu sea invocado- dije, según había leído en los libros más viejos de la Universidad. En una mano sujetaba el revólver que había traído conmigo, mientras en la otra tenía una de las dagas que habíamos tomado de los rituales, objeto que estuve estudiando durante toda la travesía, tratando de desenmarañar el misterio de sus arcanos símbolos.
-¿Cuáles dos cosas, Humbert?
-Un sacrificio y la invocación apropiada…Bueno, en realidad sólo falta una.
Tomé a Cortázar del cabello levantando su cabeza y exponiendo su cuello. Situado a su espalda fue sencillo y de un solo corte sus venas y arterias fueron seccionadas. La sangre salió despedida en un amplio arco, salpicando los símbolos situados alrededor de la puerta. Solté al profesor, todavía vivo y caminé hacia la puerta. El profesor se dirigió una última mirada, curiosa, queriendo saber, en las postrimerías de la eternidad, el porqué lo había hecho.
-Mi nombre no es Humbert C. Christopher, profesor. Así me llamaron los Christopher que me adoptaron después de la muerte de mi madre. Sé que no lo investigó, porque quemé los archivos en Arkham. Mi nombre es Mauricius Whateley Marsh, primo de Wilbur Whateley y nieto de Obed Marsh, y debo invocar a mi padre para cumplir mi destino.

Cortázar había dejado de respirar en algún momento de mi explicación, pero ése era el menor de mis problemas. ¿Cómo era la frase que iniciaba el conjuro? Estaba seguro que con la frase de inicio mi mente desbloquearía el resto del hechizo. ¡Ah, si!

-Ph´nglui mglw´nafh Cthulhu R´lyeh wgah´nagl fhtagn...

4 Response to "151.3 Realidad alterna (4)"

  1. Todos muertos, dos desaparecidos y al final tú Humbert, resultas ser alguien que no creíamos. En lo personal me despierta algo de nostalgia. Creo que ese viaje en la "Pahtli" nos marcó a todos los involucrados y algo, muy adentro de nosotros, se niega a arrojar por la borda esos recuerdos de triunfo y amistad. La muerte de Cortázar degollado y Eve muerta a balazos... caray, nunca lo imaginé así. Por otro lado, siempre creí que alguien algún día iba a silenciar a Dimanche cortándole el pescuezo o estrangulándolo, jaja es broma. Sólo espero que este relato no haya sido producto de un furor profético y que nos reflejes la manera en como moriremos por que no me agrada la idea de que desaparecer y nunca ser encontrado.

    Un abrazo

  2. Wow, de verdad increible. Si haces un libro lo compro y te obligo a firmarme cada página a punta de bisturí... jajaja.

    De verdad, como dice Julio, trae nostalgia... bastante. Y no se qué mas decir, estoy muerto, recuerda.

    ^^

  3. Jajajaja, no puedo mas que reirme, sencillamente me encantó bro, y no solo por el "cover" y los "cameos" sino porque los cuentos del oscuro Lovecraft son apasionantes y tu lo reflejas muy bien. En las 4 realidades alternas que has escrito absorbes de forma impresionante no tanto el estilo, sino el sentido de cada maestro o corriente a la que emulas. Debo decir que desde la primera linea supuse un homenaje a H.P. pero al final, esperaba que Psosa surgiera de algun lado y el fuera el súbdito de Cthulhu... jajajaja ¡igual que a mi yo alterno, me tomaste por sorpresa!
    Un abrazo bro, y gracias por lo del efecto enarm, subiré algunas cosillas mas al respecto... y por cierto, hay un rumor (solo un rumor) de que el examen se moverá a diciembre.

  4. Me encanto, como todo lo que tu haces, excelente!!