Uno de los castigos aplicados en los campos de concentración (y exterminio) de los Nazis durante la Segunda Guerra Mundial consistía en que un grupo de prisioneros movieran miles de piedras de distintos pesos de un lado del campo al otro para que, cuando terminaran de mover las toneladas de piedra, se recibiera la contraorden y todas las piedras tuvieran que ser devueltas a su sitio original para que, cuando fueran devueltas todas las piedras, se recibiera una nueva orden de moverlas hasta el otro lado del campo. Así, por días enteros, para humillar a los prisioneros y quebrantarlos. Algo parecido sucede en el Servicio Social: Se reciben órdenes de distinta índole y a veces hasta contradictorias, para luego ser contraindicadas nuevamente y terminar haciendo algo muy distinto de lo que se tenía que hacer. Uno de los ejemplos, sumamente conocido para el MPSS, es el llenado del infame SISPA: uno se esfuerza en llenar el formato de forma correcta y veraz, para llegar a la reunión zonal de cada mes y tenerlo que corregir por distintos motivos: que los índices no pueden tener tanta variación de un mes para otro, que tal cuadro se actualiza de forma bimestral, que el filtro no reconoce una variación tan grande, que debe cuadrar con lo reportado el primer semestre del año anterior, etc. Una verdadera telaraña de indicaciones para llenar el formato que nunca se domina del todo. Ni siquiera los doctores que llevan años en esto lo pueden dominar del todo y no es por desidia ni falta de conocimientos, sino que parece que las órdenes de llenado cambian mes con mes. Otro ejemplo sucedió en éste mes de junio: por las elecciones recibimos órdenes de tener presente el blindaje electoral, es decir, tener cuidado con los candidatos y las campañas, recordar al público en general que el Programa no era partidista, tener el buzón de delitos electorales y NO REALIZAR NINGUNA CLASE DE JUNTA O REUNIÓN DURANTE EL TIEMPO QUE DURARAN LAS ELECCIONES. Todo claro y sencilla hasta ahí, hasta que nos llegó la orden de realizar un Taller de Contraloría Social, con 20-25 participantes. Para el mismo mes. Entonces, ¿hacíamos o no el taller?, y ni para preguntar, porque eran órdenes de más arriba que los jefes. Y empezamos a cargar las piedras de un lado para otro. No pretendo trivializar el sufrimiento de las personas que vivieron el Holocausto, ni tampoco comparar nuestro…ejem…Estado... con los Nazis, pero caray, el sentimiento de humillación y de poco respeto por nuestra labor es superlativo, y sólo a un sádico se le puede ocurrir llamarlo Servicio Social, u SS, total, que las siglas son las mismas.
Lo que era y lo que soy
Hace 7 años
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