Entrada doce: De mi mala memoria...

"Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos"
Henri Bordeaux

A la gente le sorprende que le diga que tengo mala memoria. "¡Pero si te sabes TODOS los diálogos de 300!", "¡pero con sólo leer un párrafo sabes que libro es!", "¡pero tú siempre me recuerdas a mí las cosas"! y demás. Pero sí, tengo mala memoria.

Claro, puedo escribir el árbol genealógico de la familia Buendía de "Cien Años de Soledad", me sé la relación de personajes y tramas en la saga de la "Torre Oscura" con el resto de la obra de Stephen King, me sé los finales de todos los trabajos de Sherlock Holmes y Hercules Poirot. Me acuerdo de los detalles pequeños, pero muchas veces los grandes se me escapan.
¿Es verdad que llevo un mes de novio de Zabdy?, el tiempo pasa tan rápido cuando tienes mala memoria...

Mi memoria es de papel. Es el resultado de años y años de tener por compañía los libros. Llené mi mente de los recuerdos ficticios y reales de los escritores, reduciendo la mía propia a unos cuantos eventos significativos (mi primer beso, la muerte de mi perro favorito, el exámen para representar a mi secundaria en un concurso académico y mi tercer lugar a nivel estatal en Tamaulipas, y otros cuantos que están ahí, flotando, en el limbo que es mi mente).

Muchas veces mis amigos suelen decirme "¿te acuerdas de la vez que...?", y yo a veces me acuerdo. Pero a veces no. En esos momentos entrecierro los ojos y digo un vago "si, me acuerdo un poco" y espero que terminen de contar la historia. Y a veces me acuerdo, y a veces no. Mi memoria "real" es un queso gruyere. Pero no me importa.

Vivo a través de la memoria de los demás. Subsisto a base de que los demás se acuerden de lo que hago y digo. Y muchos lo hacen; manteniéndome vivo otro día, rodeado de recuerdos que no son míos, pero que suelen entrelazarse y volverse hacia mi.

Si tan sólo pudiera recordar cómo dormir...