121. Un cuento de Navidad

"De los pliegues del manto salieron dos niños; unos niños harapientos, abyectos, temibles, espantosos, miserables. Se arrodillaron a sus plantas y se colgaron del manto.
«¡Hombre! ¡Mira esto! ¡Mira, mira bien!», exclamó el fantasma.
Eran un niño y una niña. Amarillos, flacos, mugrientos, malencarados, lobunos, pero también prosternados
en su humildad. Donde la gracia de la juventud debió haberles perfilado los rasgos y retocado con sus más frescas tintas, una mano marchita y seca, como la de la vejez, les había atormentado, retorcido y hecho trizas.
Donde podrían haberse entronizado los ángeles, acechaban los demonios echando fuego por sus ojos
amenazadores. Monstruos tan horribles y temibles como aquellos no se han dado en ningún cambio, degradación o perversión de la humanidad a lo largo de toda la historia de la maravillosa Creación.
Aterrado, Scrooge se echó atrás. Intentó decir que eran unos niños agradables, pero su lengua se negó a pronunciar una mentira de tal magnitud.
«¿Son tuyos, espíritu?», fue todo lo que pudo decir.
«Son del hombre», dijo el espíritu mirándolos. «Y se agarran a mí apelando contra sus progenitores. Este chico es la Ignorancia. Esta chica es la Necesidad. Guárdate de los dos y de todos los de su género, pero guárdate sobre todo de este chico porque en la frente lleva escrita la Condenación, a menos que se borre lo que lleva escrito. ¡Niégalo!», exclamó el espíritu señalando con la mano hacia la ciudad. «¡Difama a quienes te lo dicen! Admítelo para tus propósitos tendenciosos y empeóralo todavía más. ¡Y aguarda el final!»"

Charles Dickens - Un cuento de Navidad.

Mañana se celebra el nacimiento de Apolo, Mitra, Huitzilopochtli, Freya, Inti y Helios, pero, por alguna extraña razón, los cristianos también decidieron que el solsticio sería una fecha apropiada para el nacimiento de Jesús el Cristo (esta extraña razón fue la utilización de las fiestas Saturnales para ir acoplando poco a poco la doctrina cristiana al mundo romano, más información en la Wiki).

Así pues, desde hace casi 1650 años, celebramos la Navidad. Una fiesta pagana que nadie recuerda envuelta en una traidición cristiana que nadie respeta. Muy apropiada para un ateo, diría yo.

Año con año las familias se réunen para pasar un rato en paz, dentro de su hogar. Se toma como una fecha para perdonar ofensas, reunirse con los amigos y pasar un buen rato con buena comida y buena bebida. No me queda más que respetar ése espíritu, aunque como diría el buen Scrooge, las Navidades se han vuelto una buena excusa para vaciar el bolsillo de un hombre trabajador. Con sólo ver que me gasté casi seis veces mi sueldo en regalos es más que suficiente para saber que durante este período se contraen muchas deudas...en nombre del espíritu navideño.

Bueno o malo, la navidad está ahí, y nadie la va a quitar. Mejor tomarla como la fiesta que es, pasarlo tranquilo y recibir regalos en compañía de la gente que te ama, independientemente de religiones, credos y formas de pensar. Si a alguien no le gusta la navidad, ni modo.

A mi me gusta.

Pues bien, en el "espíritu" de esta festividad, sólo me queda desearles unas felices fiestas Saturnales, que sus cosechas prosperen el próximo ciclo y que la cena de hoy no les produzca ningún daño.

Si quieren leer la magnífica obra de Charles Dickens de esta fecha, aquí podrán leer el Cuento de Navidad, aunque no se preocupen, en la tele pasarán mil y un versiones de ésta historia...

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