Una de las pocas, poquísimas reglas que tengo en cualquier consultorio donde he trabajado es "Respeten mi horario". Y una de las cosas que más me molestan (hasta el grado de encabronarme) es que no respeten el horario establecido de la consulta. A bordo, mi horario para consultas se divide en tres bloques: de 11 a 13 horas, de 18 a 19 y de 23:30 a 01:30. Esto cubre los dos cambios principales de guardia (a las 12 y a medianoche) y uno de los menores. Y esto es sólo las consultas, que es una fracción de mi trabajo. De ahí tengo que acomodarme para hacer algunas revisiones en cocina, comedor, almacén, elaborar los reportes que tenga que elaborar, si toca comisaria revisar los insumos, si toca fumigar revisar las áreas a fumigar, dar las pláticas que toquen y claro, comer, ir al baño a realizar las diversas actividades que ahí se realicen y dormir.
Si pido que respeten mi horario es porque, de todas ésas cosas, son las tres últimas las que siempre se verán afectadas. Y me molesta que la gente no lo considere. Y hay un gran motivo: cuando eres el único médico cerca, te hablan a cualquier hora para atender una URGENCIA. Esto significa que te pueden levantar a las 4 de la mañana a suturar a alguien, o interrumpirte en la hora de la comida a acomodar un hombro dislocado, o cosas así. Y dependiendo del problema, son las horas que te pasarás atendiendo, estabilizando, preparando para viajar, viajando, haciendo papelería y demás cosas relacionadas, y de ahí a saber cuándo vas a volver a dormir, comer u orinar.
Y si hay algo que deben saber, es que cuando se trata de regañar a la gente, la gran parte de las veces estoy dispuesto a hacerlo. Lo que molesta, evidentemente, a la gente que recibe el regaño.
La última discusión fue con un tipo fue con un tipo de esos que todos conocemos: los que tratan e salir de todo hablando tonterías, los que buscan "ser cuate" de alguien para encajarse. De los que nunca acuden dentro del horario, pues porque los horarios no son para ellos. Ya alguna vez, en pleno cambio de guardia, me había pedido que le regalara alguna pastilla para el dolor de cabeza o alguna memez así y le había dicho que no.
En esta ocasión, a las 13:30 yo estaba esperando fuera del consultorio a que fuera el recamarero encargado de asearlo, para decirle algo de unos focos o algo así, y llegó este tipo "aprovechando pos que estaba allí" (es decir, si no me ve afuera, ni se acuerda de su gran dolencia). Entra al consultorio y empieza:
Tipo: "Fíjate médico, que traigo un dolor en la cabeza y en el cuello, ¿será grave?"
HCC: "¿Desde cuándo tienes el dolor?"
T: "Noooo, ya tiene varios meses, pero yo quiero saber si es grave o no." (Primer WTF)
HCC: "¿Cómo que varios meses?, ¿no has ido a que te revisen allá abajo?"
T: "No, pos la verdá no."
HCC: "¿Y porqué no has ido?"
T: "Pos porque no sé si es grave o no, ¿será que es grave?" (Segundo WTF)
HCC: "No sé, si tu no te has preocupado en todo éste tiempo, ¿cómo quieres que te trate?"
T: "Pero si yo no vengo por medicamento, yo vengo a que me digas qué tengo, si es grave pa' que me bajen" (Es decir, quería consulta completa, en horario de trabajo, "pos aprovechando, ¿no?", y de plano bajar antes de tiempo y que le paguen su incapacidad, argumentando que se lastimó en el trabajo o algo así)
HCC:"No, no, no, no, no. Pues no puedo, porque para empezar, no es hora de consulta, ven a las 6, si quieres"
Dicho esto me levanto y busco algún analgésico en el anaquel, para darle mientras daban las seis.
T:"¿Está enojado?"
Y si, estaba un poco molesto, pero le dije que no, porque no me han visto enojado de verdad.
T: "Ah, pues así es su carácter, ¿verdá?"
HCC: "Si, así soy yo"
T:"Pos a ver cuánto dura aquí..." (Y después de esta frase de "ay, el dotor es malo-nomequiereatender", dejé de buscar el medicamente y levanté la voz, y ya me había tardado).
HCC-"¿Es una amenaza?" (En éste momento se levanta y se dirige a la puerta con una rapidez que contradecía "su mucho dolor", pero eso sí, se fue murmurando algo que no entendí)
HCC: "Te hice una pregunta, ¿fue eso una amenaza?"
Se voltea, ya afuera del consultorio, y dice:
T: "Pos aquí nadie lo quiere, ya van varios que hemos hablado y esas contestaciones que da no son correctas, a usté le falta amabilidá".
En eso recordé que eran las 13:40, y yo llevaba casi 12 horas sin comer y que había dormido unas cuatro horas, y pues no iba a recibir una lección de "amabilidá" de alguien que se sale de su labor porque me ve fuera del consultorio y fuera de horario y "pos aprovechando, ¿no?"
-"¿En serio?, pues mire cuánto me importa"
Y le cerré la puerta en la cara.
Sé muy bien quiénes son los que están inconformes con mi trabajo a bordo: los que llegan fuera de horario por cosas que no son urgencias, los que, a sabiendas que determinado alimento les produce gastritis/alergia/diarrea lo comen y se molestan cuando no hay el medicamento que ellos quieren para controlar la gastritis/alergia/diarrea, los que me quieren decir cómo hacer mi trabajo, los que "se lesionan" en su guardia, se van a dormir doce horas y regresan diciendo que les duele mucho y que no pueden trabajar, los que se quieren incapacitar por todo, los que no saben (o no quieren entender, más bien) que el servicio médico abordo no es un hospital particular ni su clínica de control de enfermedades crónicas.
Cosa rara, todas éstas personas son las mismas cinco o seis de siempre, aquellas que los otros médicos ya me habían advertido, y las cuáles sus mismos compañeros trabajadores ya se saben las mañas y me advierten contra ellos.
Afortunadamente, parte de mis funciones no es hacer que la gente me quiera, y los que han recibido un buen servicio, a pesar de mi carácter, el regaño o lo que sea, me lo han dicho.
Pero es que yo soy bien malo.
Gudulupe te sigue a todos lados. Muta en trabajadores perezosos con un alto grado de imbecilidad y cretinismo.
¿No has pensado que el gudulupismo es el avatar de tu vida? Una especie de mantra perpetua.
Mira, no son muy comparables nuestras áreas de trabajo, pero a diario me enfrento a pacientes privados y a familiares de los mismos (que son peores) y en estos años, he aprendido que la confrontación, aun cuando la razón te asista, te deja muy pocos saldos, es mas bien infructuosa.
No sugiero que seas un ogro nacido de las entrañas de un belcebú malhumorado, ni que cambies tu forma de hacerlo, que no parece incorrecta, pero que veas qué dividendos te deja el choque.
Los dos sabemos que hay momentos en que es imposible ofrecer un trato con sonrisa y amabilidad integrados. Vamos recuerda esas jornadas eternas en el internado. Pero una parte de la práctica es conocerse a uno mismo y encontrarse los escollos a nuestra personalidad y avanzar entre ellos.
Los pacientes, eso no lo saben todos los demas pacientes, pueden ser un verdadero dolor de huevos. Pueden ser inoportunos, groseros, cretinos, unos verdaderos y consumados hijos de puta. Y acabar con la paciencia de hasta el mas santo de los médicos tibetanos. Por alguna manera todo el mundo piensa que un médico no debe salirse del papel de sonrisa-amabilidad-encanto.
Vamos que ya estas en tierra por varios dias. Ocupalos para relajarte.
Feco
2 de febrero de 2012, 9:06
Precisamente por eso lo escribo, por catarsis. Así dejo las broncas del trabajo en el trabajo y puedo disfrutar más la cortísima estancia en tierra, que se siente como si fuera el capitán del Flying Dutchman.
¡Serenity now!
Humbert C. Christopher
2 de febrero de 2012, 9:41