281.6 Mister Doctor. It's Strange.

Antes de continuar les advierto, por el Ojo de Agamotto, que lo siguiente tiene spoiler de la película y un arco argumental de los cómics (The Oath, de reciente impresión y venta en México y que les recomiendo leer).



Stephen Strange no fue un personaje que me interesara mucho en los cómics. Aunque aprecio sus apariciones en algunos eventos y equipos (como los Iluminati o World War Hulk) nunca pude leer su serie de forma continuada. Tuve la mala fortuna de que cada vez que abría un cómic de Doctor Strange siempre era una aventura en el mundo astral y/o peleaba contra Dormmamu o Nightmare. Esto terminó por exasperarme y en mucho tiempo no toqué ninguna historieta del doc.
Conozco su historia de origen, la cual es un clásico instantáneo para estándares de Marvel: un cirujano excelente pero arrogante que prefiere el reconocimiento monetario a la gratitud verdadera de sus pacientes se encuentra con la horma de sus zapatos cuando un accidente le deja los nervios de las manos destrozados. Se abandona a la bebida, pierde los pocos amigos y aliados que tiene y termina siendo un vagabundo. Un día escucha una plática entre dos personas donde nombran a un hombre santo que puede curar casos imposible en la olvidada Kamar-Taj y decide viajar al otro lado del mundo por un milagro. Conoce al Anciano, el sabio en cuestión, quien le dice que, si quiere, lo puede instruir en las artes místicas. Renuente al principio, Strange nota que uno de los discípulos del Anciano no es lo que aparenta y decide, por primera vez en mucho tiempo, ayudar de forma desinteresada a alguien.

Y así surge Doctor Strange, el Hechicero Supremo de Marvel.

Acabo de terminar de ver la película y aún trato de asimilar el porqué entró de inmediato a mis películas favoritas de superhéroes. Tal vez es la actuación de Benedict Cumberbatch como Stephen Strange, quien básicamente hace un reprise menos antipático que su genial Sherlock Holmes*. O tal vez el ritmo de la película que parece no interrumpirse. Incluso los momentos lentos están cargados de algún simbolismo** o efecto visual maravilloso. Tal vez sea la calidad del resto de las actuaciones, entre ellas Tilda Swinton, Rachel McAdams y Mads Mikkelsen.
O tal vez los momentos tontos protagonizados por la Capa de Levitación. O tal vez...

O tal vez que por primera vez me sentí totalmente identificado con un superhéroe. No porque yo sea un neurocirujano con memoria fotográfica y que habla con un perfecto acento inglés, si no por una frase dicha por el Doctor cuando al fin se da cuenta de la responsabilidad que tiene encima después de enfrentarse a los Fanáticos por primera vez: "Hice el Juramento de nunca hacer daño y acabo de matar a un hombre".
El Juramento Hipocrático. Primum non nocere. Lo primero es no hacer daño. La principal columna de la ética profesional del médico. 
El mismo Juramento que yo tomé hace años cuando recibí mi título de médico.

Ahí me di cuenta de un hecho curioso: Stephen Strange ya era una especie de superhéroe antes de ser hechicero. Era un neurocirujano excelente (y un médico pobre). Aunque en la película parece meramente interesado por la fama y su prestigio (y en el cómic por motivos monetarios) es en The Oath donde Nicodemus West dimensiona el alcance de Stephen como médico al defenderse de la acusación de un paciente rechazado: "¡por cada paciente que rechazó salvó la vida de otros diez!". Perder el uso de sus manos fue sólo el principio para convertirse en un verdadero Doctor.

Durante la película Strange cambia su punto de vista para aceptar las artes místicas como verdaderas y comienza con el mismo proceso por el cual se volvió médico. Leer durante horas y horas. Me encantó la escena donde su cuerpo está dormido mientras su proyección astral continúa estudiando. Es el único superhéroe que obtiene sus poderes mediante el estudio*** ¡en ambas ocasiones! En lo personal me parece un mensaje hermoso, reinvindicando el verdadero esfuerzo mental y académico, la disciplina y la curiosidad. Doctor Strange no es un peleador. Es alguien que busca la solución de los problemas que no se pueden resolver. Es alguien que busca encontrar una manera pacífica de resolver los conflictos. Es alguien que juramentó que la salud y la vida de sus pacientes será la primera de sus preocupaciones.

La clase de héroe a la que aspiro ser algún día. La clase de médico por la que estudio todos los días.

*Antipático porque así es el personaje, no por otra cosa.
** El lavado de manos, primero como cirujano, luego como paciente en recuperación, luego como aprendiz de hechicero, luego como médico y hechicero. Los relojes y el paso del tiempo y claro, el Ojo de Agamotto. Todo es cíclico.
***Se puede argumentar lo mismo con Tony Stark, pero el armamentista parece más inclinado a las soluciones directas y bélicas que a las soluciones más elaboradas (por no llamarlas elegantes de Strange), que son producto de su estudio.  

Si quieren darle una leída a The Oath, aquí.

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